Codere negocia estos días la renovación de una línea de crédito a tres años por importe de 60 millones de euros concedida por Barclays, Credit Suisse y BBVA, que vence el próximo 15 de junio y de la que depende buena parte del futuro de la compañía.
Fuentes financieras aseguran que la no renovación de ese préstamo puede ser una “piedra de toque” que podría comprometer seriamente la viabilidad de la primera multinacional española en el sector del juego privado.
En su última memoria anual, la compañía ya señalaba que, en el momento de formular sus cuentas, el pasado 28 de febrero, ya negociaba la renovación de esa línea de crédito y de sus líneas de avales asociadas. Y reconocía que, en caso de no renovación de esos préstamos, “si el grupo no pudiera hacer frente a la devolución del principal, esto podría dar lugar a un evento de incumplimiento (default)”.
Casi dos meses después, fuentes de la compañía admiten que no ha habido avances en un proceso que la agencia de calificación de riesgo Moody's definió como “vital para que el grupo siga cumpliendo con sus obligaciones” el pasado 8 de marzo, cuando rebajó un escalón, hasta ‘Caa2’, la nota de su deuda.
En Codere confían en una salida airosa: “Estamos analizando varias vías”, señalan fuentes del grupo. El problema es que, de producirse ese impago, podría implicar la activación de una cláusula (cross-default) que forzaría la recompra anticipada de sendas emisiones de bonos por un valor nominal, respectivamente, de 760 millones de euros (con vencimiento en junio de 2015) y 300 millones de dólares (con vencimiento en febrero de 2019).
En la última presentación de resultados anuales, el pasado 28 de febrero, el director financiero de Codere, Ricardo Moreno, explicó que entre las alternativas que explora la empresa, además de la refinanciación, está la búsqueda de nueva financiación en México “y ciertas renegociaciones de contratos” con dos de los proveedores clave de máquinas tragaperras del grupo.
Codere también debe hacer frente, antes de finales de junio, a la refinanciación de 200 millones de pesos argentinos (unos 30 millones de euros) que utilizó el año pasado para frontar el pago de nuevas licencias de juego en la provincia de Buenos Aires.
El grupo, cuyo valor bursátil ha caído un 46% en el último año, cerró 2012 con un patrimonio neto negativo de dos millones de euros, tras registrar unas pérdidas de 104,6 millones por el deterioro del negocio en España.
A cierre del año pasado, la compañía que preside José Antonio Martínez Sampedro contaba con 56.474 terminales de juego, 186 salas de juego, 1.379 puntos de apuestas, tres hipódromos y juego online en Italia, y tenía a más de 20.000 personas en plantilla.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación