Colonial está inmersa en negociaciones con la banca para salvar a toda costa su filial especializada en centros comerciales Riofisa, que se encuentra actualmente en causa de disolución debido a sus fondos propios negativos. El endeudamiento de la compañía, que fue adquirida por Colonial a comienzos de 2007, se sitúa por encima de los 250 millones de euros, incluido un sindicado que lidera BBVA y Colonial está intentando refinanciar.
La deuda asociada a este préstamo sindicado se aproxima a los 125 millones de euros, entre principal e intereses devengados y su vencimiento se establece en enero de 2015. No obstante, hace unos meses que el crédito se encuentra en situación de amortización forzosa, toda vez que la compañía no cumple los compromisos que adquirió en su día con BBVA y Burlington, entre los que figura mantener la ratio deuda/valor de activos por debajo del 85%.
La compañía que preside Juan José Bruguera, en pleno proceso de un cambio de manos que garantice su viabilidad, se encuentra en negociaciones con los bancos que conforman el sindicado para intentar no perder las garantías que sustentan el préstamo, consistente en numerosos terrenos propiedad de Riofisa y participaciones en algunas de sus filiales.
No obstante, no es éste el único problema al que se enfrenta la filial de centros comerciales de Colonial. Su entrada en causa de disolución se debe a que sus continuadas pérdidas han hecho que los fondos propios sean negativos y, por lo tanto, se vea forzada a un reequilibrio financiero que pasaría por una inyección de liquidez.
Préstamos participativos
Ante esta situación, Colonial está tratando de convencer a las entidades financieras acreedoras para que conviertan al menos parte de la deuda en préstamos participativos, una fórmula contemplada en la Ley de Sociedades de Capital como eximente para que una compañía entre en causa de disolución.
Este tipo de préstamos se caracteriza por tener una duración más larga que los convencionales y, además, unos notables periodos de carencia, además de un tipo de interés fijo. A cambio de estas ventajas para el adjudicatario del préstamo, los bancos serán partícipes de los beneficios de la sociedad cuando éstos lleguen.
Además, Colonial también está proponiendo a algunas entidades financieras operaciones de dación en pago que supondrían para Riofisa no sólo una notable reducción de deuda sino también la posibilidad de apuntarse ingresos si el valor contable de los activos se situara por encima del nominal de las deudas.
El anterior proceso de refinanciación de Riofisa, acordado en 2011, contemplaba la posibilidad de una prórroga de un año a contar a partir del vencimiento siempre y cuando se cumplieran una serie de condiciones reflejadas en diferentes cláusulas del contrato.
Los esfuerzos de Colonial también están enfocándose en este sentido pese a que, a día de hoy, no se dan las circunstancias para que los bancos extiendan un año más el vencimiento.
Una herencia de la 'era Portillo'
Colonial adquirió Riofisa en 2007, en plena oleada de locura compradora del equipo gestor que encabezaba Luis Portillo. La inmobiliaria pagó 2.000 millones de euros por una empresa que sólo le ha aportado quebraderos de cabeza.
De hecho, la compra de Riofisa es uno de los puntos en los que se basaba la acción social de responsabilidad que la actual dirección de Colonial emprendió contra Portillo, al entender que había incurrido en administración desleal al acordar un precio demasiado elevado por una compañía que contaba con numerosos activos que aún estaban por desarrollar.
De hecho, el centro comercial Príncipe Pío, situado en la madrileña estación ferroviaria del mismo nombre, era de los pocos que estaba operativo y fue vendido hace unos años a la holandesa Corio por unos 125 millones de euros.
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