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¿Por qué la compra de coches eléctricos no termina de despegar en España?

El alto precio, la escasez de redes públicas de carga y la falta de autonomía son problemas que ven los posibles compradores

La compra de coches eléctricos en España tiende a crecer pero sigue distando de la de otros países. Al cabo de febrero de 2018, en nuestro país había matriculados 13.097 vehículos completamente eléctricos (la mayoría, con diferencia, en Madrid y Cataluña), registrándose un crecimiento interanual del 47%, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (AEFAC). Sin embargo, las mismas cifras implican que dichos vehículos siguen estando lejos de llegar a representar aunque sea el 1% de la cuota de mercado de los coches en España, en contraste con los datos de otros países como Noruega (donde en torno a uno de cada cuatro vehículos es eléctrico) y Holanda (donde ya superan el 6% del total).

"En España hay una gran demanda latente de estos vehículos pero existen factores que están limitando la compra", dicen fuentes del sector, haciéndose eco del rápido agotamiento de las ayudas del Estado a través de los planes Movea y Movalt - un paquete de ayudas de La Moncloa que se agotó en menos de 24 horas-. La empresa de compra-venta online de coches, Clicars, ha publicado los resultados de una encuesta "representativa del mercado español" a 700 posibles compradores de coches cuyas opiniones apuntan en la misma dirección. 

Según el sondeo de Clicars, nueve de cada diez encuestados se comprarían un coche eléctrico si pudieran económicamente (consideran que contribuiría a mejorar el medioambiente) y dos de cada tres lo harían si costaran menos de 15.000 euros. En la actualidad en España, al menos, la oferta de vehículos por debajo de los 20.000 de compra (incluidas las ayudas del Gobierno a través del plan Movea) es escasa y los que hay "son enanos", según ratifican fuentes del sector. "Hasta 2020 al menos seguirán siendo a priori muy poco asequibles", dicen las mismas fuentes, que matizan que estos coches, en ciudad y a futuro, podrían llegar a ser muy rentables dado que se recargan cada vez que están detenidos.

Escasez de puntos de recarga y poca autonomía

Más allá del elevado precio de compra, un "problema" para el 33% del total de los encuestados, el 29% señala como inconveniente la "escasez de redes públicas de carga" en nuestro país, y uno de cada cinco, "su falta de autonomía". 

Desde el sector señalan en este sentido que, aunque ya se han comenzado a fijar puntos públicos de recarga, estos siguen siendo pocos. Tanto es así que se lamentan que en otros países se exija a las gasolineras instalar puntos de recarga y en España no. Según Deloitte, el parque de puntos o 'electrolineras' que harían falta en nuestro país para cumplir con los objetivos europeos de reducción de emisiones al cabo de 2020 es de 11.000. Actualmente la cifra, según Electromaps, ronda los 3.000, frente a los casi 12.000 que instaló Francia el año pasado o los aproximadamente 20.000 de Holanda. La directiva europea relativa a estas infraestructuras plantea un mínimo de un punto cada diez coches. 

Lo anterior 'agrava' la cuestión de la autonomía del coche. Salvo en los casos de vehículos de alta gama, como los Tesla (que pueden llegar a tener una autonomía de 400 kilómetros pero por un precio en el entorno de los 100.000 euros), lo normal es que la autonomía de estos coches dure 200 kilómetros. "Geográficamente, nuestro país es más exigente para los desplazamientos que países como Holanda o los nórdicos y eso quizá ayude a que aquí los compradores se lo piensen más", apunta Carlos Rivera, cofundador de Clicars. 

El factor de la autonomía 'limita' así el uso de estos coches a las ciudades, donde, como lo ejemplifica el caso de Madrid, existen cada vez más incentivos a usarlos por las ventajas económicas en términos de estacionamientos. Aún así, desde el sector insisten en que las "ayudas" a los coches eléctricos y y las penalizaciones a quienes no los usan siguen siendo bajas en España en comparación con los citados países de referencia como Noruega y Holanda e incluso Francia y Reino Unido, que ya se han propuesto materializar el fin de la venta de vehículos de gasolina y diésel para 2040.

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