¿Está remendando España las chapucillas de chinos, franceses y saudíes? De acuerdo con varios informes y borradores internos publicados en el primer semestre del año y en manos del consorcio Al Shoula (14 empresas, de las que 12 son españolas) a los que ha tenido acceso este medio, eso parece. “Las circunstancias de riesgo han podido cambiar la redacción del proyecto y la fase de obra”, reza el pasaje de uno de los documentos. Al parecer, existen deficiencias en el primer paquete del proyecto, la plataforma sobre la que se construirá el AVE La Meca-Medina, adjudicada por alrededor de 1.500 millones de euros (frente a 6.500 millones para el conglomerado español) a un consorcio de empresas chinas y francesas (China Railway Construction Corporation, Alstom) en el que también participa Al-Rahji como socio local.
Deficiencias que se traducen en retrasos, según los informes y según personas relacionadas con el consorcio, que prevé terminar los 450 kilómetros de alta velocidad en diciembre de 2016. “Hubo prisas y un relativo caos a la hora de montar la infraestructura”, explican estas fuentes. “Afortunadamente, la geología del terreno es bastante buena”. Sin embargo, persisten problemas relacionados con las inclemencias meteorológicas, fundamentalmente las lluvias torrenciales y la arena del desierto. Dos obstáculos que los borradores proponen superar con medidas suplementarias, especialmente en el caso de la pluviosidad.
Poco conocidas, las lluvias en Arabia Saudí son escasas, pero, por su intensidad, causan pérdidas importantes cuando se desencadenan, especialmente en litoral occidental del país, surcado por una suave cadena montañosa cercana a la zona de Oueds o Wadis, área que se asemeja a las ramblas del Levante español. En mayo pasado perecieron 20 personas a causa de las inundaciones. Así exponen esta problemática portavoces de Al Shoula: “Las prisas han generado un problema con los materiales sobrantes, que en muchos puntos no han sido trasladados. Si cayeran lluvias torrenciales sobre estos materiales, podrían causar problemas en la infraestructura. También hay inconvenientes con los terraplenes, sobre todo por la hipotética acumulación de humedad”.
Inundaciones, el mayor riesgo
Con relación a este asunto, el informe dice lo siguiente: “Los daños producidos por inundaciones son uno de los mayores riesgos geológicos en algunos tramos. La existencia de importantes relieves en las inmediaciones y las episódicas e intensas precipitaciones, que de forma irregular afectan la región, aconsejan la realización de un estudio para la implementación de medidas protectoras”. En consecuencia, el borrador propone “realizar de nuevo el cálculo hidráulico, con el fin de verificar las medidas adoptadas y en su caso, realizar actuaciones de protección complementarias (por ejemplo refuerzo con escollera de la base de terraplenes y cuñas)”.
Los estragos que causa la arena no son nuevos. Pero presentan menos peligro que las lluvias. “Por los datos conocidos, la zona de riesgo por movimientos de arenas eólicas es bastante reducida. No obstante, se realizara un estudio de la implementación de las medidas correctoras de proyecto y obra en la zona prevista”. También se recomienda estudiar el efecto de las corrientes arenosas en el resto del tendido”. Sea como fuere, si las obras e informes que ejecutan las Renfe, Adif, Ineco, Talgo, Consultrans y compañía van con retraso, al menos los males ocasionados por otros están ya identificados.
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