La consultora y auditora Deloitte parte en desventaja de cara a los nuevos contratos que las grandes entidades del Ibex 35 adjudicarán en los próximos años. El “daño reputacional” cosechado por la compañía estadounidense tras los grandes escándalos de Bankia y Abengoa ya le está pasando factura, afirman diversas fuentes financieras.
El Banco Santander ha prescindido de sus servicios, después de haberla tenido como auditora de cabecera durante 13 años. Otra grande del Ibex, Iberdrola, ha desechado su propuesta y se ha decantado por KPMG a partir de 2017.
Y lo peor está por venir, según las fuentes consultadas. Telefónica ya ha puesto en marcha el proceso para elegir a su auditor a partir de 2017 y después vendrán otras grandes, tanto cotizadas como no cotizadas, que cambiarán de auditor, dado que la nueva normativa les obliga a rotar de compañía si ésta le presta servicios desde hace diez años o más.
El ICAC, que ya multó a Deloitte con 12 millones por el escándalo Bankia, podría abrirle ahora un expediente por su actuación con Abengoa
Así que el escándalo de Abengoa ha estallado en el peor momento. Deloitte audita las cuentas de la compañía sevillana desde 2012 y en tres ejercicios ha ingresado 20 millones de euros por ello.
En ninguno de estos tres ejercicios, la auditora alertó de la más mínima salvedad sobre las cuentas de una compañía que manipuló de tal forma sus estados contables que hasta un avispado joven de 17 años fue capaz de detectarlo en un trabajo que le valió un 10 en clase de Economía de Bachillerato.
Deloitte no vio, o no quiso ver, el descomunal agujero que ha llevado a Abengoa a entrar en el mayor concurso de acreedores de la historia de España, según critican fuentes jurídicas y de asociaciones de accionistas minoritarios.
La firma de servicios profesionales no advirtió de los problemas de viabilidad del grupo Abengoa hasta el 13 de noviembre, justo cuando la compañía presentó sus resultados de nueve meses. Las auditorias no suelen hacer salvedades en los resultados trimestrales (sólo en la memoria anual), pero Deloitte, al ver venir la debacle, incluyó en las cuentas presentadas "la existencia de una incertidumbre que puede generar dudas significativas sobre la capacidad de la sociedad para continuar como empresa en funcionamiento".
La firma estadounidense no alertó de los problemas de viabilidad del grupo ni en 2014 ni en el primer semestre de 2015: lo hizo el pasado 13 de noviembre, cuando el escándalo ya había estallado
Pero la situación ya no tenía arreglo y estalló el escándalo. Fuentes del entorno de la firma señalan que el auditor no pudo alertar en julio (resultados semestrales) porque "las cuentas estaban, a priori, bien. Si el consejero delegado del grupo dice en julio que se están cumpliendo las previsiones y que no se va a necesitar más financiación, y tres días después dice que hay que ampliar capital, al final todo acaba explotando y los responsables son los gestores del grupo".
Fuentes del sector, sin embargo, recuerdan que la obligación del auditor es velar porque los resultados reflejen de forma fidedigna la situación real del grupo, cosa que Deloitte no hizo ni a ejercicio completo de 2014 ni en los resultados semestrales de 2015.
El patinazo profesional de Deloitte con Abengoa se une a la multa de 12 millones de euros impuesta por El Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), dependiente del Ministerio de Economía, por el papel que jugó la auditora en la salida a Bolsa de Bankia y dar por buenos los estados financieros que presentó el entonces presidente, Rodrigo Rato, y su equipo.
“Deloitte se presentará a los nuevos contratos de auditoría que adjudicarán las grandes empresas con el estigma de la falta de profesionalidad con Bankia y Abengoa”, añade otra fuente.
Deloitte se enfrenta a un horizonte incierto, en el que previsiblemente dejará de ser auditora de cabecera de un buen número de sociedades del Ibex
Se da la circunstancia de que la firma estadounidense es líder mundial en auditoría de compañías cotizadas. En España, concretamente, trabaja para 15 de las 35 sociedades del Ibex (el 42%). ACS, OHL, FCC y Abertis, entre otras, están entre sus clientes.
La nueva Ley de Auditoría obliga a las compañías a cambiar de auditor a los diez años, pero algunas están adelantando ese cambio se esperar a la decena de años para, al adjudicar el contrato a una nueva firma, quedarse con los mejores profesionales de la firma, señalan los expertos.
Además, así hacen un gesto a sus accionistas e inversores en pos de la mejora de los códigos de Buen Gobierno. La ley también establece nuevas incompatibilidades entre los servicios que prestan estas firmas, a las que se les ha obligado separar los servicios de auditoría de los de consultoría.
La nueva Ley obliga a las compañías a rotar a sus auditores si llevan diez años y a separar los servicios de auditoría de los de consultoría
De ahí que el baile de auditores entre las grandes en los próximos años también se ve en clave positiva porque la que se quede sin auditar posiblemente siga prestando otros servicios de consultoría, lo que seguirá generándole ingresos.
Ahora Deloitte, tras el varapalo sufrido con Bankia, tendrá que afrontar, previsiblemente, la apertura de un expediente del ICAC por su actuación en Abengoa, afirman las fuentes. Desde el frente de los afectados por el concurso de acreedores, el despacho Yvancos Abogados ha presentado una querella en nombre de los accionistas y bonistas contra los gestores y consejeros de Abengoa y contra su auditora, Deloitte.
Desde el entorno de esta última se defiende su papel como líder del sector y se recuerda que "Deloitte ha sido el administrador concursal de Pescanova y ha salvado a esta compañía".
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