Ritz-Carlton, la cadena de hoteles que, junto a Four Seasons, conforma el top del lujo en el sector, ha decidido ampliar sus líneas de negocio al mundo de los cruceros. Para ello ha elegido España, concretamente los astilleros Hijos de J. Barreras de Vigo, para construir su primer buque que deberá botarse en 2019. Se trata de un barco de súper lujo cuyo precio será de aproximadamente 1.500 dólares por noche y que generará durante dos años hasta 800 puestos de trabajo en Pontevedra.
Este crucero contará con la ratio de tripulantes por pasajero más baja (1,5 pasajeros por tripulante), lo cual se considera un nivel de superlujo en este mercado. Tendrá dentro cinco restaurantes, un spa Ritz-Carlton y su propio puerto deportivo en popa, que seguirá un modelo como la imagen que ilustra esta noticia. Incluso los ascensores, fabricados por Otis Marine, se fabricarán en Galicia. Los interiores, realizados todos ellos por la empresa sueca Tillberg Design, quedarán así.
Este crucero, alejado de los inmensos buques que se han popularizado en los últimos años con capacidad para varios miles de personas, contará con 190 metros de eslora y capacidad para hasta 298 pasajeros. Así será por fuera.
La compañía suiza trabaja en toda la fase conceptual del barco, "por ejemplo con hidrodinamistas que nos aconsejan donde colocar los Azipods. Se ayuda al astillero y al armador durante la construcción".
Este barco está ideado para estar en alta mar durante la mayor parte del año. En verano por el Mediterráneo y en invierno por el Caribe.
Las entrañas eléctricas
La empresa de tecnología puntera ABB será la responsable de la planta eléctrica, la automatización y el sistema de propulsión del barco. Alejandro Zorzo, Marine Country Sales Manager, destaca que el barco que fabricará el astillero Barreras es "uno de los más complejos que se pueden hacer por los servicios que llevan a bordo. Los niveles de confort y seguridad son muy altos".
ABB suministra el sistema de propulsión Azipod, "una idea revolucionaria con más de 25 años de experiencia que es la única en el mundo sin parte mecánica. Salvo un par de cojinetes arriba para el giro, todo lo demás es eléctrico, con un motor eléctrico sumergido en el agua. Esto libera al barco de una gran cantidad de espacio y además el motor eléctrico genera muy poca vibración. En este caso, un crucero de superlujo tiene unos requisitos altísimos de propulsión y exigencia energética". Esto es lo que no verán los clientes, el motor Azipod que propulsa al crucero.
La compañía suiza suministra, además de la planta propulsora, la instalación eléctrica y la automatización, que según Zorzo son el "músculo y cerebro del crucero".
El sistema eléctrico interno es una de las claves del confort de los pasajeros, asegura Zorzo: "ABB aporta a todo esto un sistema que lo que hace es generar muy poco ruido, muy poca vibración, de tal forma que se aumenta el nivel de confort dentro del barco. No solo se preocupa de propulsar el barco, sino también disminuir cualquier elemento por el propio funcionamiento de la planta".
Cruceros, un sector en boga
El sector del crucero se divide en nichos: popular, lujo y superlujo. Ritz-Carlton entra en superlujo. Se trata de barcos que venden la exclusiviadad en contraposición a los grandes navíos de 400 metros de eslora que realizan otras marcas como Royal Caribbean o Carnival. Todos ellos disponen también de ingenios eléctricos para evitar, por ejemplo, los mareos o dar soporte a las decisiones tanto del jefe de máquinas como del capitán.
Existen grandes cruceros como Oasis of the Seas o Allure que incluyen incluso pistas de patinaje sobre hielo. Su tamaño es tan grande que sólo unos pocos astilleros (uno en Reino Unido, otro en Italia, otro en Alemania y otro en Francia) tienen la capacidad para construirlos. Por esto es importante que el astillero vigués haya conseguido entrar en el segmento de cruceros pequeños.
Para el ingeniero de ABB, el éxito de J. Barreras es notable: "Es un hito considerable para ellos porque se meten en un sector y un nicho de construcción que es muy poco accesible porque tiene unas capacidades técnicas muy altas, y a toda la zona de Vigo esto le dará mucho trabajo de forma directa o indirecta. Hablamos de soldadores, tuberos,electricistas, pintores... Este éxito demuestra que los astilleros españoles están técnicamente muy capacitados, no todos, pero muchos de ellos".
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