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El sector eléctrico, en el punto de mira de la UE por ser el más intervenido, subvencionado, sin competencia efectiva y con el recibo más caro

El Gobierno mantiene intervenido el sistema eléctrico a golpe de decreto y de BOE, sin afrontar una verdadera liberalización; casi la mitad de sus costes están subvencionados y los clientes no cambian de compañía porque no hay alternativas, mientras el recibo se ha disparado un 70% en cinco años y es el tercero más caro de la UE.

La liberalización del sector eléctrico es una entelequia. El oligopolio a tres (a lo sumo a cinco para los más puristas) que hay instalado en España y el intervencionismo regulatorio del Gobierno de turno, que no parece tener freno, hace casi imposible una competencia efectiva en el sistema.

Ni las compañías eléctricas tienen margen para ser más agresivas ni los consumidores gozan de opciones alternativas para tratar de rebajar su costoso recibo de la luz, que en los últimos cinco años se ha disparado un 70% y es ya el tercero más caro de la Unión Europea, sólo por detrás de Chipre e Irlanda.

Fuentes  del sector se quejan de que las compañías eléctricas, “las que antes partían el bacalao, han optado por tirar la toalla ante este Gobierno que legisla a golpe de decreto y de hachazo tras hachazo, sin que se impulse un verdadero Pacto de Estado para afrontar los graves problemas de costes y desequilibrios del sistema eléctrico, atajándolos de raíz y no mediante parcheos y soluciones cortoplacistas como se está haciendo ahora”.

El Ministerio de Industria y Energía, liderado por José Manuel Soria, se ha cerrado en banda para no dejarse influir por las poderosas Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa, y está gobernando a golpe de decreto y Real Decreto, con la imposición del nuevo sistema de fijación de precios de la luz en contra del sector a pleno, de las organizaciones de consumidores y de la mayoría de la oposición.

Los consumidores no cambian de compañía porque no hay competencia, todas cobran precios similares porque la mayor parte del recibo lo forman costes regulados e impuestos

Ha enterrado la subasta culpando a las eléctricas de ser las que las habían convertido en un foco de especulación de precios. Desde el Gobierno se promete y después se incumple la concesión de créditos extraordinarios para paliar el déficit de tarifa y trasladar a los Presupuestos Generales del Estado partidas como las extrapeninsulares.

Los desequilibrios del sector no paran de crecer. El déficit de tarifa, que iba a ser cero en 2013 según el Gobierno, se ha desbocado de nuevo por encima de los 4.000 millones.

Son ya más de 33.000 millones de euros los que forman esa imparable bola de nieve que ningún Gobierno se atreve a arreglar.

Y el sistema no sólo es de los más intervenidos de la Unión Europea, sino que además es de los más subvencionados. De ahí que desde Bruselas se vigilen muy de cerca las decisiones del Ejecutivo. Según los datos aportados hace unos días por Gas Natural, basados en información oficial de Industria, Red Eléctrica y la CNMC, el 41,3% de todos los costes del sistema están subencionados.

De los 29.052 millones de euros de los costes e ingresos del sistema en 2013, 12.009 millones fueron subvenciones, es decir, casi la mitad.

El 41,3% de los costes del sistema en 2013 fueron subvencionados: renovables, extrapeninsulares, carbón nacional, interrumpibilidad y bono social costaron 12.009 millones

El Régimen Especial (renovables y cogeneración) se llevó 9.047 millones, las extrapeninsulares (coste de generar energía en las islas, Ceuta y Melilla), 1.806 millones; la interrumpibilidad (pagos a la gran industria para que paren de consumir energía si el sistema lo necesita), 682 millones; el carbón nacional, 246 millones, y el bono social, unos 228 millones.

A un sector intervenido y subvencionado, que además está controlado por las tres grandes eléctricas, no se le puede pedir ni competencia ni servicios avanzados”, denuncian desde algunas organizaciones de consumidores.

Las compañías eléctricas responden que “lo mejor para el sistema sería que se afrontarse una liberalización de verdad, que la antigua TUR no fuese un freno para no saltar al mercado libre y que éste se ampliase para que los clientes pudieran optar a ofertas atractivas y agresivas”.

Pero esto parece un sueño. Actualmente, si un cliente quiere cambiar de Endesa a Iberdrola o de ésta a Gas Natural se va a encontrar con mínimos descuentos en los precios.

Y las eléctricas dicen que cómo van a ofrecer descuentos agresivos si más de la mitad son costes regulados e impuestos.

Con estos mimbres no es de extrañar que la luz siga subiendo en España sin freno. En los últimos cinco años, el recibo se ha disparado un 70%. Sólo Chipre e Irlanda tienen el recibo más caro. Y lo peor puede estar por llegar, porque con el nuevo sistema de fijación de precios de la luz, que cotizará cada hora, el recibo será más volátil e imprevisible, como ha advertido la CNMC.

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