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El Gobierno portugués deberá salir al rescate del Espirito Santo ante el riesgo de un contagio a su sector empresarial

Portugal Telecom caía ayer en Bolsa, ante el posible impago de los casi 900 millones de euros en deuda de Rioforte, matriz del banco portugués. La operadora es accionista de Espirito Santo pero, a su vez, la entidad financiera lo es también de la operadora. Portugal necesita aplicar ya mismo un cortafuegos. 

El agujero del Grupo Espirito Santo, generado por el grupo familiar que hasta hace pocos días ha gestionado el holding, se extiende como una mancha de aceite y en mercado se da por hecho que llegará hasta donde quiera dejarlo llegar el Gobierno portugués, que debe tomar cartas en el asunto por las enormes ramificaciones en la economía vecina.

Sin ir más lejos, ayer se llegaba a desplomar más del 9% en Bolsa Portugal Telecom (PT), ya que la operadora de bandera lusa compró casi 900 millones de euros en bonos de Rio Forte, matriz del banco. Finalmente, la caída fue de algo más del 2%.

Estos activos vencían ayer y la operadora está negociando un aplazamiento y, a su vez, está ‘peleando’ con la brasileña Oi las condiciones de su fusión. Los brasileños tienen un enorme malestar, ya que afirman que en el momento de la firma desconocían esa inversión y que, a la vista de los hechos, está claro que Portugal Telecom vale menos.

Cruzados

Espirito Santo es uno de los principales accionistas de la operadora, pero a su vez, PT tiene más del 2% del grupo financiero, según los datos de capital facilitados por el propio banco en la reciente crisis. Incluso la pública Caixa Geral fue accionista de referencia de la operadora y si no lo es ya es por el plan de desinversiones que ha obligado Bruselas para los bancos con ayudas.

Una estructura de participaciones cruzadas muy peligrosas, habitual en economías como la francesa, donde de momento no ha ocurrido nada malo con ello, Japón, donde este juego ha provocado que la mayor economía asiática no haya logrado un sistema saneado nunca.

No pidió ayudas

El Espirito Santo fue el único banco portugués que no pidió ayudas públicas. Otros como el BPI o el BCP, directamente fueron intervenidos mientras la pública Caixa Geral también precisó de fuertes ayudas. Pero el BES insistió en salir a flote a base de ampliaciones de capital.  La última, culminada el pasado mes, por un importe de algo más de 1.000 millones de euros.

Hasta hace nada, eran tiempos de calma e incluso disfrute para la firma. Los bonos del BES eran de lo mejorcito del mercado. Una vez lograda la fuerte ampliación de 2012, estos activos captaron el favor del mercado, bajando su rentabilidad desde el 13%-14% hasta poco más del 2%, lo que suponía un rendimiento anualizado superior al 20%. Hasta hace pocos días. 

Ahora, la situación es muy distinta. La deuda a corto se ha ido al 9%, colocándose por encima de los tipos largos. ¿Qué descuenta eso? Impago.

Algo que, de momento, no ha llegado. Los expertos creen que se pondrá toda la carne en el asador para que no llegue la sangre al río. Lo primordial es preservar al propio banco de esta crisis generada por las matrices. Que no se vean afectados ni depósitos ni deuda senior. Proteger el capital como sea. 

Para ello, los medios portugueses especulaban ayer mismo con mecanismos de defensa impulsados desde el sector público. El diario Público, por ejemplo, ponía de manifiesto estas necesidades de reforzamiento del capital, "que serán por la vía pública o como mucho mixta", apuntando que el importe requerido estaría entre los 2.000 millones de euros o los 4.200 millones, dato que, según Citigroup, sería la exigida sólo en el peor de los escenarios posibles.

Perímetro desconocido

Pero lo cierto es que de momento no se conoce hasta dónde llega el perímetro del problema. El nuevo presidente pidió tiempo para recuperar la confianza de los mercados y desde el Banco de Portugal insisten en que no hay problemas de solvencia. Los mercados, sin embargo, siguieron sacudiendo al valor en Bolsa. 

Tanto el banco central del país vecino como el Banco Central Europeo (BCE) intentarán arreglar un problema que se antoja crucial, a las puertas de los test de stress que medirán la calidad de los activos (AQR) y con un 2015 que se asoma en el horizonte con nuevos mecanismos de rescate bancario.

Un rescate bancario cuyas líneas Portugal no ha agotado. Cuenta con otros 6.000 millones de euros que podría utilizar, tal vez emitiendo CoCo´s, el producto de moda para reforzar a los bancos.

La competencia ha echado una mano. Entidades como BBVA o Societe Generale han emitido informes destacando que hay buffer de capital suficiente. El tiempo lo dirá. Pero sin duda, el Espirito Santo asusta desde lejos: un management personalista, familiar y enfrentado, con mucha operación intragrupo parecen los ingredientes perfectos para que este asunto sea un escándalo monumental. Pero todo indica que llegará hasta donde el Gobierno de Portugal quiera que llegue. 

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