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Los bancos rechazan la primera oferta de Soros para comprar la deuda de Esther Koplowitz

El multimillonario estadounidense hizo llegar a BBVA y Bankia la propuesta el pasado miércoles y obtuvo un rotundo rechazo debido al notable descuento que presentaba. Soros, que cuenta con el apoyo de la propia Koplowitz, volverá a la carga en los próximos días.

El primer intento de George Soros de comprar la deuda de Esther Koplowitz a Bankia y BBVA, sus principales acreedores, como adelantó Vozpópuli el pasado viernes, ha contado con una rotunda negativa de las entidades financieras. El inversor estadounidense, poseedor de una fortuna valorada en más de 19.000 millones de euros, hizo llegar una oferta a los bancos el pasado miércoles, con el fin de acelerar el proceso de reestructuración financiera de las sociedades instrumentales de la empresaria. Sin embargo, un posible acuerdo aún está lejos. La partida promete ser larga.

Fuentes conocedoras del proceso señalaron a este medio que la oferta de Soros incluía un notable descuento que Bankia y BBVA no están dispuestos a aceptar. No obstante, también señalan que esta negativa no termina ni mucho menos con las negociaciones ya que la propuesta de Soros no fue sino un primer acercamiento. Ninguna de las dos entidades quisieron hacer comentario alguno a este respecto.

El multimillonario estadounidense volverá a la carga en los próximos días con una nueva oferta para tratar de convencer a los bancos que la mejor opción es que le traspasen la deuda de la principal accionista de FCC, valorada en algo más de 1.000 millones de euros.

“El escenario actual es el clásico tira y afloja de una negociación”, apuntan fuentes conocedoras de la situación. “Soros pretende comprar la deuda con descuento y tantea hasta qué margen están dispuestos a llegar los bancos. Aún queda mucho tiempo”.

La estrategia de los plazos

Los bancos acreedores, que cuentan con el asesoramiento de Rothschild, se muestran por el momento inflexibles jugando precisamente con el reloj. El aplazamiento (stand-still) que le dieron a Esther Koplowitz para atender los pagos de la deuda vence a finales de julio.

Este es el plazo que resta para negociar, aunque no se descarta que se pudiera llegar a un pacto para prolongar el aplazamiento. Todo dependería del grado de avance que presentaran entonces las negociaciones.

Pese a llegar a un principio de acuerdo a finales del año pasado, Koplowitz y sus acreedores no terminan de entenderse y, mientras, las obligaciones de pago de intereses siguen alcanzando plazos y teniendo que ser satisfechas por la empresaria, cuya principal fuente de ingresos en los años anteriores, esto es, el dividendo de FCC, lleva dos años suspendido y probablemente tardará otros dos en volver.

Desde hace más de un año, Esther Koplowitz está buscando socios para B 1998, el vehículo a través del que controla su participación en FCC, que actualmente asciende al 50,01%. Las necesidades de liquidez de la empresaria parten de la supresión del dividendo que el grupo de construcción y servicios repartía habitualmente entre sus accionistas y que Koplowitz destinaba a atender los compromisos relacionados con su deuda personal.

La refinanciación de FCC

Sin embargo, las cuantiosas pérdidas en que ha incurrido la compañía en los dos últimos ejercicios, consecuencia del saneamiento que está llevando a cabo, ha hecho no sólo que Koplowitz se quede sin los cerca de 80 millones de euros anuales que ingresaba por el concepto de remuneración al accionista sino que además no pueda contar con ellos al menos hasta 2016, según los cálculos que se manejan internamente en FCC.

Este lunes, FCC celebra su junta general de accionistas en la que se aprobará la modificación de su emisión de bonos convertibles y se dará permiso para poder canjear por acciones del grupo un tramo de deuda de 1.350 millones de euros en el supuesto de que la compañía no pueda pagarla o refinanciarla en el horizonte de 2018. El visto bueno de la junta de accionistas de FCC a estos dos puntos constituyen los dos aspectos que restaban para cerrar definitivamente el proceso de reestructuración del pasivo del grupo.

Precisamente, este tramo convertible de la deuda de la compañía es una de las principales preocupaciones de Esther Koplowitz. Aunque el plazo de cuatro años parece largo, los gestores del grupo de construcción y servicios quieren asegurarse de que la compañía será capaz de pagarlo y evitar, de esta manera, que la empresaria pierda la mayoría en el capital de la compañía, que sería una de las consecuencias de la posible entrada de los bancos acreedores de la empresa.

De esta forma, Soros podría también tener un papel importante en la ampliación de capital que FCC deberá llevar a cabo a medio plazo para reforzar unos fondos propios que han quedado debilitados por el proceso de saneamiento de la compañía. Su intervención en el proceso de refinanciación de la deuda personal de Koplowitz sería el primer paso de una compleja operación que aseguraría mantener el status quo en la compañía.

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