La Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dado este martes su amparo a un trabajador cuyo empleador espió sus mensajes privados en su cuenta profesional de correo electrónico, y rectifica así la sentencia del año pasado, que había dado la razón al Estado rumano y a la empresa.
Bogdan Mihai Bărbulescu, un ingeniero rumano de 37 años, denunció a su empresa tras ser despedido por “usar ordenadores, fotocopiadoras, teléfonos, télex o fax con fines personales” y violar la normativa que lo prohíbe. El trabajador creó una cuenta de Yahoo Messenger para responder peticiones de clientes, tal y como le solicitó su empresa. Sin embargo, en 2007 la empresa le informó de que habían vigilado sus movimientos durante una semana, y habían encontrado búsquedas y comunicaciones personales en su historial. Al negarlo, la empresa le mostró las transcripciones, donde figuraban conversaciones con su hermano y su novia.
Ante su fracaso en los tribunales nacionales, Bărbulescu acudió al Tribunal de Derechos Humanos para pedir la nulidad del despido al considerar que la empresa ha vulnerado su privacidad. El fallo concluye, por 11 votos contra 6, que las autoridades rumanas "no han alcanzado un justo equilibrio entre los intereses en juego" y "no han protegido correctamente" el derecho del demandante al respeto de su vida privada y su correspondencia.
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