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La banca española reacciona al euríbor negativo con diferenciales más altos, tipos fijos y 'cláusulas cero'

Desde el pasado 9 de febrero, Banco Santander cambió las condiciones de sus hipotecas: en las de tipo variable, con intereses más altos los dos primeros años y más bajos a largo plazo. Además, impulsando un cada vez mayor peso de los créditos hipotecarios a tipo fijo, casi residuales en el sector bancario español.

El mes de febrero terminó con el euríbor en zona negativa por primera en la historia. Más allá del hecho puntual, lo cierto es que la tedencia tiene más que preocupado al sector bancario español, que afronta una situación sin precedentes: ¿Cómo es el negocio tradicional de la banca en un entorno de tipos negativos? ¿Ha de llegar a pagar un banco a sus clientes hipotecarios si los tipos siguieran cayendo? La banca española y el propio supervisor, tal y como ya publicó Vozpópuli, no contemplan siquiera la posibilidad de que las entidades acaben pagando por sus hipotecas. Porque creen que en ningún caso caerán los tipos por debajo de los diferenciales y porque de ser así, la naturaleza de los contratos se basa en que una parte es la prestataria y otra la tomadora.

Sin embargo las entidades, a la vista del escenario de tipos negativos, han ido adaptando sus estrategias comerciales en relación a las hipotecas. Desde el pasado 9 de febrero, por ejemplo, Banco Santander ha instaurado unas nuevas condiciones para sus créditos hipotecarios. Tal y como señalan desde la propia entidad, la nueva política respecto a las hipotecas de tipo variable implican pagar unos mayores diferenciales los dos primeros años de vida del préstamo. Pero luego, los diferenciales son más bajos que los actuales durante el resto de la vida del mismo. Parte de este viraje busca incrementar los márgenes de negocio del crédito para vivienda precisamente en este entorno histórico de euríbor negativo.

Banco Sabadell ya orientó en 2015 su estrategia hacia los préstamos hipotecarios con interés fijo, que suponen el 20% de todas las hipotecas suscritas en el último año

Más hipotecas a tipo fijo

Pero la principal diferencia en las hipotecas del banco presidido por Ana Botín es su nueva estrategia comercial, ya que la entidad impulsará la firma de contratos hipotecarios a tipo fijo, una tipología prácticamente residual en el conjunto del sector. A día de hoy en España, cerca del 95% de los créditos para la compra de vivienda son a tipo variable, una tasa muy por debajo de la media europea. Las entidades habían percibido desde hace años una demanda creciente de este tipo de préstamo sin llegar a apostar por ellos, si bien el actual momento, con los márgenes del crédito en mínimos, han facilitado el optar a los mismos. También BBVA ha presentado recientemente una nueva hipoteca a tipo fijo.

Quien ya había hecho su apuesta por los préstamos hipotecarios con interés fijo era Banco Sabadell. La entidad catalana ya en 2015 orientó con fuerza su estrategia hacia estos contratos, y ya suponen el 20% de todas las hipotecas suscritas en el último año. En teoría, en tiempos de tipos oficiales muy altos, esta opción resulta ventajosa, y al contrario en tiempos de tipos bajos o negativos como ahora. Pero para la banca el atractivo es inmediato, toda vez que las hipotecas a tipo variable apenas generan rentabilidad en este entorno.

Cláusulas cero

Otra de las opciones por las que están optando entidades como Liberbank o Caixabank es la llamada cláusula cero, tal y como informó Cinco Días. Se trata básicamente de incluir en los contratos hipotecarios a tipo variable una mención explícita a que ni en el caso de que el euríbor cayera por debajo del diferencial el prestatario tendría derecho a cobrar por parte del banco. Aunque el sector insiste en que la opción de pagar nunca se materializará por la propia naturaleza onerosa de los contratos hipotecarios, las entidades se están blindando con cláusulas específicas que niegan explícitamente la posibilidad.

Fuentes próximas a las asociaciones de usuarios de banca y consumidores han señalado su reticencia a las nuevas cláusulas cero, toda vez que operan en la práctica como una cláusula suelo que impide un hipotético beneficio del hipotecado en el caso de que los tipos bajen de cierto nivel.

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