Las relaciones entre el consorcio español que construye la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina y su cliente, el Gobierno de Arabia Saudí, han sufrido un nuevo revés. Con el problema de los sobrecostes y de los plazos para entregar la obra aún encima de la mesa, la última polémica ha tenido como protagonista la explotación de las estaciones del recorrido que ya están finalizadas. A última hora, el Gobierno saudí ha tenido que cancelar sus planes para que se iniciara la actividad comercial en ellas ante la frontal oposición del consorcio.
El avance de las obras es especialmente notable en el tramo entre Medina y Jeddah, en el que están llevándose a cabo los múltiples ensayos sobre raíles. Las estaciones que se encuentran en esta parte del recorrido, las de Medina, Jeddah y Ciudad Rey Abdalá, se encuentran ya acabadas a la espera de que la línea se ponga en marcha. El desfase hizo que las autoridades saudíes planificaran su entrada en acción incluso antes del paso de los trenes para dar comienzo a su actividad comercial dentro de los múltiples espacios reservados para tiendas y restaurantes.
Pero la medida ha contado con la radical oposición del consorcio, que ha hecho saber al cliente que la entrada en explotación de las estaciones con anterioridad a la puesta en marcha de la línea no está contemplada en el contrato y sería, por lo tanto, ilegal. Cabe recordar que Al-Shoula, el grupo de empresas en el que figuran Renfe, Adif, Ineco, Talgo, Cobra, OHL, Copasa, Imathia y Consultrans, entre otras, no sólo es el encargado del trazado de la línea sino también de su explotación durante 12 años a partir de su entrega.
Igualmente, el consorcio es responsable del mantenimiento de las infraestructuras de la línea pero siempre desde la entrada en servicio de los trenes que recorrerán los más de 450 kilómetros que separan las ciudades santas de La Meca y Medina. Las estaciones precisarían antes de este mantenimiento si se abrieran al público al margen del comienzo de las operaciones ferroviarias.
Revisión de planes
Fuentes conocedoras de la situación aseguran que, por el momento, las autoridades ferroviarias saudíes han puesto bajo revisión sus planes respecto a las estaciones aunque no hay constancia de que vaya a abandonarlo definitivamente.
Del mismo modo, también están evaluando la conveniencia de abrir las estaciones en un periodo en el que no van a llegar clientes procedentes de los trenes.
Los rifirrafes entre el consorcio y el Gobierno de Arabia Saudí han sido prácticamente continuos desde que se inició la segunda fase de la construcción de la línea, que es de la que se encarga el grupo de empresas españolas. Tras amenazas de rescindir el contrato por los retrasos en las obras y diversos cambios en el organigrama del consorcio, las relaciones han sufrido diversos altibajos.
Visita clave
En la actualidad, el asunto que más inquieta a las empresas es el de los sobrecostes que reclama, valorados en algo más de 1.000 millones de euros y que el Gobierno saudí no está dispuesto a reconocer. Este será uno de los asuntos a tratar en la próxima visita a España que realizará el ministro saudí de Transportes, Suleiman Al-Hamdan, la primera desde su nombramiento, hace algo más de un año.
Encima de la mesa también estarán asuntos como el de la puesta en marcha del servicio, los plazos para la entrega de la obra y otros como el de las estaciones. Eso sí, todo apunta a que tendrá que entrevistarse con un ministro español de Fomento aún en funciones, Rafael Catalá.
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