En plena incertidumbre sobre el futuro cercano de la carga fiscal a los coches diésel, desde la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) reivindican "la neutralidad tecnológica" y aseguran que una política contra la contaminación no puede cargar a todos los diésel por igual.
El estigma de la lluvia ácida y el impacto en la salud de los óxidos de nitrógeno y las partículas en suspensión que genera el diésel no debe salpicar a todos, dicen desde la patronal, ya que los últimos diésel, los Euro 6 (2015), han reducido estas emisiones en hasta un 84% en el caso del óxido de nitrógeno y un 90%, en el de las partículas, en comparación a un diésel de hace 15-10 años. Desde ANFAC insisten así en dos cifras: el 80% de las emisiones proceden de vehículos de más de 10 años - hay en torno a 14 millones de ellos en el mercado -, y sustituir 400.000 vehículos diésel viejos por nuevos equivaldría a retirar del parque automotor las emisiones de 2,6 millones de coches.
Aconsejan al Gobierno apostar por esta vía - la sustitución de coches viejos - como puente hacia la reducción de emisiones y no por el diésel como generalidad por el riesgo inmediato al ya notable efecto bumerán de un alza en la demanda de los coches de gasolina, más emisores del dióxido de carbono (con un efecto en el cambio climático) y, a estas alturas. con "un nivel similar" de óxido de nitrógeno y partículas en suspensión. Paralelamente, estiman que, al ritmo actual, en 2030 "solo el 20% del parque corresponderá a vehículos eléctricos y/o alternativos, que hoy están lejos de cubrir el déficit del diésel" y que el 80% restante seguirá debatiéndose entre la gasolina y el diésel.
Los planteos de la patronal de fabricantes coinciden con los de la patronal de concecionarios Ganvam, y los de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles. El Secretario General de la ACEA, Erik Jonnaert, ha pedido abiertamente utilizar el diésel como puente ecológico. "Los vehículos diésel emiten significativamente menos CO2 que los vehículos equivalentes a gasolina, por lo que tendrán que ser parte de la transición gradual a vehículos con bajas emisiones de carbono, actuando como una tecnología de ‘puente’. El paso del gasóleo a la gasolina, junto con la relativamente baja penetración en el mercado de las cadenas cinemáticas alternativas, está teniendo ahora un impacto tangible en el rendimiento en materia de CO2 del parque de vehículos nuevos de Europa".
Si bien la ministra de Transición Enérgetica ha asegurado que el Gobierno no podrá una fecha de fin al diésel, sí dijo que este tenía "los días contados" y su compañera de Hacienda, María Jesús Montero, anunció que a partir de 2019 habría una la subida fiscal al hasta ahora bonificado diésel. Este periódico se ha puesto en contacto con el ministerio de Hacienda para obtener mayores precisiones sobre esa posible subida - en concreto, sobre si atenderá a la antigüedad de los vehículos o no y con qué criterios se repartiría - pero al cierre de esta edición no obtuvo respuesta.
El impacto de las manipulaciones de Volkswagen
La caída de la demanda del diésel se ha intensificado en este 2018, pero el debate viene de lejos. Desde 2010, cuando representaban el 70,6% de las matriculaciones, las ventas de coche diésel empezaron a caer ligeramente hasta representar el 62% en 2015, el año del 'diéselgate' o 'destape' del software de manipulación de emisiones por parte de los coches de Volkswagen. A partir de entonces, la caída se acentuó, hasta situarse en 2017 a niveles de 1998, representando un 48,4% de las matriculaciones según datos de la ACEA.
Fuentes del sector destacan como principal factor limitante del diésel el impacto del escándalo de Volkswagen: “El diésel empezó entonces a tener mala prensa, lo que derivaría en una suerte de tormenta perfecta en la que cabe incluir el creciente número de estudios sobre el impacto de los NOx en la salud - el último de ellos, esta misma semana-, y el consecuente aumento de la preocupación sobre el diésel en general, que ha derivado en distintas medidas políticas que han acabado por alentar la incertidumbre entre los consumidores”.
Desde Anfac, por su parte, ponen de relieve el peso que todavía tiene el diésel en España, donde estiman que el 63% del valor de lo producido procede de vehículos diésel. De los 100.000 empleados directos en la fabricación de vehículos, más de 40.000 están directamente involucrados en la fabricación de los vehículos Diésel, y en términos de exportaciones españolas, del total de 37.000 millones de euros exportados en coches, el 55% es Diésel.
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