Enfundado en un impoluto uniforme blanco, el ayudante de campo del Rey aguarda, impertérrito, con su maletín, mientras Felipe VI estrecha decenas de manos. La escena tiene lugar el jueves 23 de junio al mediodía, en el Palau de Congresos de Cataluña. El Cercle d'Economía celebra allí su Congreso Anual. Es el momento de un multitudinario cóctel y el monarca se mueve con soltura por el gran salón, colmado de empresarios. Hay rostros muy conocidos del Ibex, pero también emprendedores anónimos. Algunos hasta le piden un 'selfie'.
El garbeo real se alarga más de una hora y refleja a la perfección lo que una inmensa mayoría de empresarios opina del monarca. Y lo que la Casa Real ha logrado en los diez años de reinado de Felipe VI. Se ha ganado el respeto a pulso, a costa de una estrategia diseñada para humanizar su figura y realzar lo que los expertos en recursos humanos denominan "liderazgo inclusivo".
Así lo explica un asesor de directivos 'top' del Ibex: "Felipe VI es la antítesis del engolamiento en su exposición pública. Hay líderes políticos o empresariales que intentan proyectar una imagen de exclusividad presumiendo de agendas estrictas, que impiden recrearse en exceso en actos con el resto de los 'mortales'. El Rey es la máxima institución del Estado y hace, precisamente, lo contrario. Es un elemento psicológico que traslada un mensaje clave: Felipe VI es el Rey de todos".
Lo ocurrido ese día de mayo en el Palau es un botón de muestra de la magnífica imagen que los empresarios españoles tienen del monarca. Es simbólico que la acogida sea igualmente cálida en territorios 'complicados' como Barcelona. O como Bilbao, donde fue recibido, el pasado octubre, en un Palacio Euskalduna con cientos de empresarios puestos en pie, aplaudiendo, en un congreso del Instituto de la Empresa Familiar (IEF).
La relación de Felipe VI con el empresariado encierra tres niveles de actuación. El primero es su exposición pública en eventos. Desde hace años, acude a la llamada de las grandes organizaciones del país. El objetivo es dar la cara siempre y predicar un mensaje conciliador. Música celestial a oídos de empresarios que sacan adelante sus negocios en medio del caos político y la inestabilidad regulatoria.
"El Rey nos ofrece a los empresarios y al conjunto de la sociedad española toda la estabilidad institucional que lamentablemente falta en otros ámbitos de nuestra vida política. Tanto dentro como fuera de España, sabemos que podemos tener momentos de mayor o menor inestabilidad institucional, de mayor o menor capacidad de consenso entre los partidos o de mayor o menor agresividad en el debate político, pero lo que siempre tenemos es una figura reconocida y reconocible que da visibilidad a nuestro país y que encarna las mejores capacidades de los españoles. Posiblemente muchos no son conscientes del valor que eso tiene", confiesan fuentes de CEOE.
"Ante la incertidumbre y los desafíos, las empresas siempre deben formar parte de la solución, en cualquier circunstancia y situación", aseguró Felipe VI el pasado 23 de octubre en el mencionado acto del IEF. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había rechazado la invitación para acudir a ese congreso. El Rey sí acudió, puntual. Arrancó su discurso en un euskera y lo cerró con un mensaje nítido a los empresarios: "Sois los auténticos artífices del desarrollo económico". No sorprende que los presentes aplaudieran a rabiar.
"La verdad es que, en estos últimos 10 años, que no han sido fáciles para nadie, especialmente estos últimos, los empresarios hemos sentido en todo momento el respaldo y el calor del Rey", añaden desde CEOE. "El mundo empresarial es muy consciente de que puede contar con la Corona y, por eso, es cada vez más valorado por los empresarios y por los directivos de las empresas".
La exposición pública del monarca es idéntica cuando visita instalaciones de una compañía concreta. Estira la agenda, charla con los directivos y se detiene a posar junto a los empleados. Se puede establecer una analogía clara con el CEO de una gran empresa. Felipe no tiene una agenda menos cargada que un magnate del Ibex, pero esfuerza en romper barreras. "Un obrero de base no se siente legitimado para hacerse un selfie con el CEO de su empresa", reflexiona otro 'gurú' de la inteligencia corporativa. "Pero el Rey invita a hacerlo, da esa cercanía, cuida los detalles 'micro'. Es un gran ejemplo de liderazgo accesible. Muchos empresarios podrían tomar nota".
Además de las visitas institucionales, Felipe VI presta apoyo institucional a proyectos empresariales que considera estratégicos para España. Un ejemplo claro fue su presencia en la presentación del primer corredor marítimo de hidrógeno verde, que unirá los puertos de Algeciras y Rotterdam. Al acto, celebrado en junio del pasado año, acudió también el rey de los Países Bajos, Guillermo Alejandro.
El Rey decidió arropar al consejero delegado de Cepsa, Maarten Wetselaar; y al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, en el estreno de un proyecto que puede colocar a Andalucía y a España como referencia mundial del hidrógeno verde. El corredor tiene enorme sentido geoestratégico, ya que permitirá llevar la energía española al centro de Europa por mar, esquivando los Pirineos y las históricas trabas que Francia ha puesto a las interconexiones.
Felipe VI es plenamente consciente de lo que puede aportarle al empresariado de puertas afuera. Por eso, sigue actuando como embajador de España en determinadas misiones internacionales. Quienes han colaborado con la Casa Real en estas iniciativas recuerdan que Juan Carlos I también jugó ese papel con acierto en momentos sensibles para la economía española. Quienes lo trataron en su día aseguran que fue "un extraordinario embajador de España".
Felipe VI, embajador
Su heredero cogió el testigo, pero dio un giro de 180 grados a la manera de actuar del Emérito. "El contraste entre ambos es brutal", añade el mencionado asesor de directivos. "El Rey es ahora absolutamente escrupuloso con el 'compliance', con el cumplimiento normativo. Cumple a rajatabla su papel constitucional. Está dispuesto a apoyar un proyecto concreto si eso beneficia al interes general. Y lo hace bajo un estricto cumplimiento de las normas de relacionamiento, tras consultar al Gobierno".
"Siempre se ha dicho que el Rey es el principal embajador de nuestro país. También es un activo muy importante para poner en valor las capacidades económicas de nuestro país y de las empresas españolas", añaden desde CEOE.
Felipe VI ha tratado de poner la Casa Real al servicio de los españoles. Y entre ellos hay 3,3 millones de empresas con españoles al frente. Grandes, medianas, pequeñas y lideradas por autónomos. En la última entrega de los premios de Cepyme, el rey felicitó a los empresarios por su arrojo, a la hora de buscar "todas las soluciones posibles" en un presente tan complicado, dentro y fuera de nuestras fronteras. Luego les recordó que siempre tendrán "un lugar de escucha y respaldo en la Corona". Los aplausos dispararon los decibelios en el auditorio. Una vez más.
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