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Telefónica, Repsol y BBVA, preocupadas por la escalada de tensión por el viaje de González a Venezuela

Felipe González espera nueva fecha para la vista del juicio del opositor Leopoldo López, retrasada por Maduro para evitar la llegada del expresidente. Las empresas españolas presentes en Venezuela temen efectos colaterales de la escalada de tensión.

Nicolás Maduro no quiere que Felipe González, declarado persona non grata, entre en el país para defender a los líderes opositores encarcelados, Leopoldo López y Antonio Ledezma. El presidente venezolano ha jugado sus bazas y ha ordenado la suspensión sine die de la vista oral del juicio contra López, prevista para esta misma semana.

Ha sido una clara maniobra para evitar la llegada este lunes del expresidente español a Caracas, al que Maduro había amenazado con no dejarle entrar.

Para evitar males mayores, González, en coordinación con el Ministerio de Asuntos Exteriores español, prefirió a última hora suspender su viaje y esperar a que se fije nueva fecha. Pero el portazo dado por Maduro en la cara de González lo es también al Gobierno español y las empresas y bancos presentes en el país temen que este nuevo encontronazo tense aún más las complicadas relaciones con el Gobierno bolivariano.

Según varias fuentes empresariales consultadas por Vozpópuli, Telefónica y Repsol ya trasladaron días atrás al Gobierno su preocupación por la deriva que podrían tomar los acontecimientos a la vista de las declaraciones realizadas por Maduro y su canciller, Delcy Rodríguez.

Telefónica y Repsol, que manejan información interna directa de Venezuela, han informado hace días al Gobierno español que el clima en el país se está enrareciendo aún más

Lo hicieron desde el más absoluto respeto a la iniciativa de González de convertirse en el asesor técnico y legal de la defensa de los dos opositores encarcelados, pero alertaron del enrarecimiento del clima existente en el país con respecto a todo lo relacionado con España.

Telefónica cuenta con importantes intereses en el país y pese a haber sufrido varias devaluaciones en la valoración de sus activos (la última de unos 3.000 millones de euros aplicada en el último trimestre del pasado año por el nuevo cambio oficial) confía en poder remontar algún día en ese mercado.

Repsol, por su parte, es la que más tiene que perder en el país, pero goza de la ‘protección’ del Gobierno al operar en un sector estratégico como el de hidrocarburos. De ahí que el grupo que preside Antonio Brufau no haya sufrido la devaluación de la moneda como el resto de empresas y bancos españoles, dado que el petróleo, al igual que la leche o el pan, es considerado producto de primera necesidad y por ello se acoge a un tipo de cambio especial.

El BBVA sí que ha sufrido un duro impacto en sus cuentas y ha decidido devaluar su filial venezolana en 1.447 millones de euros por miedo a una expropiación.

Todas ellas, así como Mapfre, Meliá e Iberia, también ven con cierto recelo los últimos acontecimientos.

Ahora se abre un periodo incierto en el que Venezuela tiene que fijar una nueva fecha para el juicio. González ya se ha comprometido en retomar el viaje en cuanto se sepa la fecha, pero se volverá a enfrentar a las mismas trabas. La fiscal general venezolana ya ha avisado que si visita el país para trabajar como abogado “necesita una visa laboral”, que se la tendría que conceder el Gobierno de Maduro.

No será la primera vez que el Ejecutivo bolivariano impide a exmandatarios de otros países apoyar dentro del país a los opositores. Los expresidentes de Colombia y Chile, Andrés Pastrana y Sebastián Piñera, no pudieron visitar a Leopoldo López en la cárcel. Maduro se lo impidió.

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