La última visita del Fondo Monetario Internacional (FMI) a la banca española arroja luces y sombras. Al contrario que en su último informe sectorial, en 2012, el organismo internacional ve ahora al sector "más fuerte", rentable, solvente y con mayor capacidad de dar crédito. Pero sigue habiendo sombras: "Tenemos dudas de que todos los riesgos se hayan paliado", explicó este martes el responsable de la revisión a la banca española, Udaibir Das.
Estas dudas se concentran principalmente en tres focos: la exposición al ladrillo; la liquidez y los tipos de interés, dos de los cuales precipitaron la crisis de Banco Popular. En este entorno, el avance del último informe del FMI da dos recetas para prevenir otra crisis inmobiliaria.
La primera, una revisión más a fondo de los supervisores: "Los supuestos de valoración de los activos inmobiliarios de los bancos deberían analizarse minuciosamente, llevándose a cabo acciones de supervisión para impulsar un mayor avance", expone el avance del informe. Es algo en lo que se está volcando el BCE este año.
La segunda, sería dar más poder al Banco de España para atajar una nueva crisis: "Dada la tradicional importancia de la exposición al sector inmobiliario en los balances bancarios", aconseja "ampliar las herramientas macroprudenciales para incluir en su casos límites a la ratio préstamo-valor de garantía [loan to value] y a la ratio de cobertura del servicio de la deuda". Todo ello, "reforzaría la capacidad del Banco de España a la hora de afrontar una futura acumulación de riesgos en la exposición al sector inmobiliario".
Pérdida de soberanía
Esta propuesta contrasta con la pérdida de poderes del regulador español en los últimos años, desde que en 2014 traspasó al BCE la responsabilidad de la supervisión bancaria de los grandes grupos españoles. Aun así, el Banco de España mantiene entre sus competencias la de poder establecer un colchón anticrisis en caso de ver riesgos sistémicos en el sector.
La responsabilidad del regulador en la crisis también ha sido recientemente actualidad, tras la publicación del libro sobre la crisis financiera y la intervención del gobernador, Luis María Linde, en la comisión del Congreso sobre el rescate de las cajas. El regulador reconoció que con más herramientas se podría haber controlado en parte la burbuja inmobiliaria.
Esta sugerencia del FMI coincide con las reclamaciones que vienen haciendo desde hace meses de la Asociación de Inspectores del Banco de España, quienes creen que la cesión de competencias al BCE ha empeorado la supervisión.
"Todo lo que ya pusimos de manifiesto en nuestro comunicado informativo en relación al Mecanismo Único de Supervisión (MUS) y a la Unión Bancaria sigue siendo una desafortunada realidad, y la crisis del Banco Popular es otra prueba de ello", señalaron los inspectores en su último comunicado.
Más allá de estos factores, el avance del informe del FMI ve en la regulación del BCE un reto considerable para la banca, sobre todo para algunas entidades que "necesitan elevar aún más su capital regulatorio".
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