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La subida del IVA y menos muertes tras un 2012 récord ensombrecen el negocio funerario

Funespaña, una de las primeras empresas del sector, estima que en 2013 los fallecimientos en España cayeron más de un 3% tras un 2012 “extraordinario”. El Gobierno aprovechó ese año aplicar una fuerte subida de la presión fiscal a estos servicios.

La crisis ya no respeta ni a la muerte. 2013 fue un mal ejercicio para el negocio funerario en España, que el pasado ejercicio vio caer sus ingresos por encima de los dos dígitos (está por ver la cifra exacta) por tres razones; una fue la consabida crisis y las otras dos habría que buscarlas en el consabido aforismo atribuido a Benjamin Franklin sobre la muerte y los impuestos.

El año pasado se produjo el primer descenso desde 2010 en el número de muertes en España. El último dato del INE, que cubre hasta junio de 2013, cifraba en el 6,1% la caída en los decesos en ese período, tras el “incremento coyuntural” del primer semestre de 2012, que fue nada menos que del 9,5%. 

Las estimaciones publicadas esta semana para el conjunto de 2013 por Funespaña, una de las principales empresas del sector con una cuota de mercado de en torno al 10% (17%, si se cuentan los servicios que subcontrata con terceros), son más conservadoras: la compañía calcula que el año pasado se produjeron unos 390.000 óbitos en España, lo que supondría una caída del 3,21%. Y a menos servicios, menores ingresos para el sector.

2012, el año elegido por el Gobierno para aplicar una fuerte subida (trece puntos, desde el 8% hasta el 21%) al IVA de los servicios funerarios, fue el primer año con más de 400.000 fallecidos que figura en la serie del INE, que abarca hasta 1975; un ejercicio en el que, tras una fuerte epidemia de gripe, el número de muertes repuntó un 3,8%, la mayor subida desde 2004. Un año, en resumen, “extraordinario”, en palabras de José Vicente Aparicio, subdirector general de Funespaña, que recuerda que la mortalidad “es bastante estable” (en España suele situarse en torno a los 380.000 y los 386.000 óbitos anuales).

En el sector dicen que sus tarifas rondan los 2.500-3.000 euros, aunque en este negocio predomina la dispersión de datos y, por no haber, ni siquiera hay disponible información actualizada sobre cuánto facturan las empresas globalmente. La última estimación de la patronal Panasef, de antes de la crisis, es de 2006: algo menos de 700 millones de euros anuales.

En octubre pasado, esta asociación, que no ha querido comentar la evolución de las ventas en 2013, dijo que la subida del IVA de un año antes y la crisis habían precipitado un descenso de la facturación del sector del 15%, caída que, vista la evolución de la mortalidad en el pasado ejercicio, podría quedarse corta para el conjunto de 2013.

Panasef también subrayó en octubre que sus empresas ofrecen “un servicio esencial y básico para las familias” y pidió al Gobierno que tenga en cuenta este hecho “a la hora de establecer unos tipos tributarios u otros”. Como dijo entonces su presidente, Juan Vicente Sánchez-Araña, “las familias han tenido que reducir sus gastos de forma importante a la hora de enterrar a sus seres queridos, y ello unido al brutal incremento del IVA, ha provocado que la crisis se extienda al sector funerario, que hasta ahora la venía soportando mejor que otros sectores”.

El directivo también pronosticó que, de mantenerse la tendencia a la baja en los próximos ejercicios, se producirán reestructuraciones de plantilla en un sector que agrupa unas 1.700 empresas con unos 11.500 trabajadores y que está todavía fuertemente atomizado: el 95,5% de las empresas tiene menos de 20 efectivos y un 54,5% del empleo se concentra en 77 compañías. 

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