Luis García Berlanga sigue tan vigente que no hay día en que, en esta moribunda democracia, no se atisbe un retazo de su ascendencia. Porque allá donde se mire en el ámbito político y económico siempre se encontrará a personajes y situaciones que fácilmente podrían haber salido de su afilada pluma y de la de su inseparable 'socio' Rafael Azcona.
La vida y milagros de la central nuclear de Garoña es un vivo ejemplo de la vigencia del maestro. Zapatero la cierra por motivos políticos, Rajoy la recupera para sus propietarios. Y luego llegan el Ministerio de Industria, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y Endesa e Iberdrola y montan tal esperpento que todo puede acabar de nuevo con su cierre definitivo mientras están en juego cientos de empleos y decenas de pequeñas y medianas empresas.
El caso es que este lunes, el CSN ha dictado, a petición de Industria, las normas de seguridad que han de regir el desmantelamiento de la central, que está parada, pero no cerrada, desde enero. Lo hace de oficio mientras el ministro de Industria, José Manuel Soria, tiene guardado en el cajón una modificación de la orden ministerial de junio de 2012 que permitiría a las compañías propietarias, Endesa e Iberdrola, solicitar una prórroga de un año para decidir si les es rentable mantenerla abierta hasta 2019 o proceder a su cierre definitivo.
Si la orden ministerial no sale en el BOE, las eléctricas no pueden pedir la prórroga de un año para decidir qué hacen con la planta burgalesa
Si esa orden no sale en el BOE, las eléctricas no pueden solicitar la prórroga. El mismo ministro que guarda esa orden en el cajón es el que el 16 de mayo solicitó al CSN que se pronunciara sobre si las propietarias podían pedir esa prórroga y fijó como fecha tope el 1 de junio para que éstas lo hicieran en caso favorable.
Pues bien, el CSN, en todo un ejercicio de servilismo político (los dos consejeros del PP y uno de CiU votaron a favor y las dos del PSOE, en contra, por si había alguna duda de la falta de independencia del organismo), dio el 'sí', pero Industria ha preferido dejar pasar los días y dejar morir los plazos.
Ahora, Endesa e Iberdrola tienen sobre la mesa las directrices para desmantelar Garoña, pero pensaban que iban a disponer un año más para pensarse si la dejan abierta o la cierran. El 1 de junio ha pasado y no han podido elevar la solicitud al CSN porque no hay norma administrativa que la sustente.
Eso sí, confían en que se tome de referencia este jueves 6 de junio y no el pasado sábado como fecha límite.
¿Cuánto hay de intencionado en este tira y afloja entre el Ministerio, las eléctricas y el CSN y cuánto hay de esperpento mediterráneo a la española? ¿Se está utilizando Garoña como moneda de cambio en el proceso de aprobación de una reforma energética que va a suponer un fuerte hachazo a los ingresos de las, hasta ahora, casi intocables eléctricas?
El enfrentamiento entre Soria y los presidentes de las eléctricas es total por los fuertes recortes que prevé el Gobierno para las poderosas compañías
Todas las fuentes coinciden en que el enfrentamiento entre Soria y los presidentes de las grandes eléctricas es tal que hay toda una guerra de guerrillas que no se aplacará hasta que se apruebe la reforma energética. Endesa teme uno de los mayores recortes, el de las primas extrapeninsulares (los casi 1.300 millones de euros anuales que cobra por producir electricidad en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla), lo que ha desembocado en un enfrentamiento directo entre Soria y su presidente, Borja Prado.
Es en esta guerra en la que el futuro de Garoña se está dirimiendo y, ya sea por negligencia política o por tensar aún más la cuerda con las eléctricas, el ministro Soria ha dejado el futuro de las central nuclear al albur de una interpretación administrativa favorable si es que se quiere aún salvar la vida de la planta burgalesa.
Porque habrá que buscar alguna triquiñuela administrativa para que de hoy al jueves, Endesa e Iberdrola puedan pedir la prórroga de un año, algo que ya de por sí parecía casi surrealista a ojos de los expertos energéticos, que ven en ese año extra un colchón para que las eléctricas valoren si con los nuevos recortes a los ingresos y nuevas tasas impositivas les merece la pena mantener abierta la central.
Para todos ellos, el BOE será estos dos días su lectura de cabecera.
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