Giro histórico en Banco Santander. Por primera vez, la familia Botín pierde su puesto permanente en el consejo del banco. Así lo ha decidido el órgano de administración de Santander, al quitar el puesto de consejero dominical (el que ostentan los dueños del capital) a Javier Botín, que pasa a ser consejero externo.
Este cambio supone un paso más en la separación que está marcando Ana Botín entre la Fundación familiar y el banco. Con su llegada a la presidencia tras la muerte de Emilio, se convirtió en la primera presidenta de la entidad que no lo era de la Fundación. Ana se quedó la gestión de la entidad y Javier la de la Fundación. La banquera también ha puesto tierra de por medio con el pasado al establecer su cuartel de operaciones en la sede de la entidad en el centro de Madrid, en lugar de la Ciudad Financiera de Boadilla.
El consejo de Santander tomó esta decisión el pasado martes día 13. Lo hizo a propuesta de la Comisión de Nombramientos, presidida por Bruce Carnegie-Brown, tras un análisis de las prácticas de otras grandes cotizadas. Llegó a la conclusión de que ningún accionista puede tener representación en el consejo salvo que tenga más de un 3%.
Umbral inalcanzable
Lejos de este umbral, la familia Botín controla un 0,98% del banco a través del pacto parasocial de hermanos, que representa Javier. Ana Botín tiene 20 millones de acciones; Javier, 18 millones; Emilio, 17 millones; Carmen, 9,4 millones; Paloma, 8,4 millones; y Carolina, 6,1 millones. Al no llegar al 3%, la familia ha tenido que ceder su puesto dominical, convertido en uno externo, ya que independiente no podía ser por los años que Javier lleva de consejero.
La participación de la familia Botín se valora actualmente en 887 millones, al precio de cierre del viernes. Para poder llegar al 3% marcado para exigir un sillón dominical tendría que triplicar esa inversión, poniendo sobre la mesa 1.800 millones.
Lejos de ello, la Fundación Botín se ha diluido en los últimos años al optar la mayoría de ocasiones por cobrar los dividendos en efectivo en lugar de acciones. Lo ha hecho, entre otras razones, para afrontar la factura de la construcción del Centro Botín, inaugurado el año pasado.
Junto a Javier, también es consejera Ana, por su condición de presidenta ejecutiva.
El banco someterá a votación de su junta el nombramiento de consejero de Álvaro Antonio Cardoso, la ratificación de Ramiro Mato, y las reelecciones de Carlos Fernández, Ignacio Benjumea, Guillermo de la Dehesa, Sol Daurella y Homaira Akbari. Un consejo que cada vez está más hecho a la medida de la presidenta de Santander.
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