OHL vivió ayer el peor día de su historia por lo que respecta a la Bolsa. El grupo que ahora preside Juan Villar-Mir de Fuentes perdió en una sola sesión casi un cuarto de su capitalización, coronando un particular ciclo de cinco jornadas en las que el desplome acumulado supera el 41%. El particular empujón hacia el abismo se lo propinó Moody’s, golpeando donde más le duele actualmente al grupo al rebajar la calificación de su deuda hasta B3, lo que significa situar a OHL al borde de ser considerada como una empresa con un muy elevado riesgo de impago.
No se trata de una revisión cualquiera. La nota en la que Moody’s sitúa a OHL es la más baja del grupo de notas B de la agencia de calificación, que se traducen en que la deuda de la compañía contiene un alto grado especulativo y un riesgo crediticio elevado. Una nueva revisión a la baja (probable, toda vez que, además, la perspectiva ha pasado de estable a negativa) dejaría el grupo español en la categoría Caa, en la que el riesgo crediticio y la probabilidad de impago de algunas de las emisiones de deuda se consideran muy elevados.
La agencia penaliza a OHL a partir de los resultados semestrales que la compañía dio a conocer el pasado viernes, al cierre del mercado, que reflejaban una caída de los beneficios del 96% debido a la circunstancia extraordinaria de la provisión de 102 millones relacionada con la obra de un gran hospital en Canadá. Moody’s ha llamado la atención sobre el desplome del 50% que ha sufrido el resultado bruto de explotación (Ebitda) de OHL en los últimos doce meses lo que, junto con el elevado endeudamiento de la empresa, ha disparado el apalancamiento financiero, en concepto de la ratio deuda/Ebitda, hasta 13,9 veces. Excesivo, incluso para mantener la nota de B3.
De hecho, Moody’s considera que OHL tendrá difícil reducir esta ratio incluso con las previsiones que maneja la compañía para la segunda mitad del año. “Dando por hecha la reducción de la deuda de más de 200 millones de euros y la recuperación del Ebitda con recurso a las cotas registradas en 2015, como espera la compañía, el apalancamiento se mantendrá por encima de 8 veces al final de 2016”.
Más ventas de activos
La agencia insta al grupo español de construcción y concesiones a seguir con la venta de activos que puso en marcha la compañía y cuyos principales hitos han sido la enajenación de un 7% del capital de Abertis y del 28% de la concesión de Metro Ligero Oeste. Pero no será suficiente, además deberá desprenderse de más activos con el objetivo de seguir reduciendo la deuda. También tendrá que mejorar las cifras de Ebitda, lo que se antoja complicado debido al escaso margen del negocio constructor (especialmente en el exterior, en mercados como EEUU, uno de los principales para OHL pero también uno de los que presenta márgenes más estrechos) y también al retraso a la hora de poner en marcha determinados proyectos de concesiones en los mercados internacionales.
Fuentes próximas a la compañía aseguran que las alarmas no se han encendido, que sus fundamentales están estabilizados y recuerdan que Fitch, la otra agencia que califica la deuda de la empresa, mantiene su rating tres notas por encima de la de Moody’s y que no se ha visto influida por las últimas cuentas de la compañía. Fitch procederá a revisar la nota de OHL el próximo mes de octubre.
Mientras, fuentes del mercado consideran que el entorno bursátil no ha sido el más apropiado para hacer pública la revisión de la nota de Moody’s. Especuladores y bajistas se han cebado con OHL y el efecto desbandada del mercado se ha encargado de hacer el resto. Las mismas fuentes aseguran que la agencia comunicó la revisión a la empresa hace unos días. Los títulos de OHL comenzaron a caer con fuerza el pasado jueves; probablemente ya circularan rumores sobre la revisión de la calificación confirmada este miércoles.
Desplome de los bonos
La inquietud se ha apoderado de los inversores en torno a la compañía, aunque para Moody’s no todo es negativo. La agencia valora positivamente el nuevo planteamiento que ha puesto sobre la mesa la nueva dirección de la empresa, liderada por Tomás García Madrid, recientemente nombrado consejero delegado. Una estrategia que pasa por centrarse en proyectos más pequeños, con menos riesgo y en un contexto de mayor disciplina financiera. Otro aspecto amable de la nota de Moody’s es que no hace ni una mención a México, el principal quebradero de cabeza para OHL en el último año y medio.
Las acciones de la compañía no fueron las únicas que se desplomaron. También lo hicieron los bonos, cuyos bajos precios podrían ser aprovechados por la empresa para recomprarlos. En su última comparecencia ante la prensa como presidente, Juan Miguel Villar Mir, fundador y principal accionista del grupo, señaló que entre los planes de OHL figuraba amortizar anticipadamente las emisiones aun en curso (con vencimientos en 2020 y 2022), cuyos intereses oscilan entre el 5% y el 7%, para después lanzar unas nuevas con tipos más reducidos con el fin de abaratar la financiación.
Sin embargo, la bajada de la nota de Moody’s no hace sino complicar estos planes. Mientras, OHL procura parar la sangría bursátil con un programa de recompra de acciones, valorado en 45 millones de euros y que este miércoles se vio por completo desbordado ante las masivas ventas. Las citadas fuentes cercanas a la compañía señalan que este programa es la prueba de que el grupo cuenta con fondos y que la situación está controlada. Los inversores no parecen estar tan convencidos.
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