La Fundación Ramón Areces tampoco quedará al margen de la guerra a gran escala que ha emprendido Dimas Gimeno contra sus críticos en la compañía. El expresidente de El Corte Inglés cuenta con un asiento en el patronato y amenaza con plantear batalla con la excusa de que este organismo fue utilizado de forma irregular por sus críticos para conseguir su cese. Eso sí, pese a la actitud beligerante que han mantenido contra el empresario las hermanas Cristina y Marta Álvarez Guil, no está previsto que sea apartado de su puesto, dado que jurídicamente es “prácticamente imposible”, al no existir una sentencia judicial o un comportamiento flagrante que lo avale, han explicado fuentes internas. Por esta razón, el funcionamiento de la Fundación seguirá condicionado por este enfrentamiento familiar.
Este miércoles se ha vivido otra jornada de alta tensión en la planta noble de los grandes almacenes. Su Consejo de Administración se ha reunido por primera vez tras la caída de Gimeno y ha tomado las primeras decisiones relativas a la reforma de su gobierno corporativo. Entre otras cosas, ha aprobado la creación de una Comisión de Nombramientos y Retribuciones que estará constituida por Manuel Pizarro, las hermanas Álvarez Guil, Paloma García Peña (Cartera Mancor) y Shahzad Shahbaz (representante del jeque catarí).
Al cónclave ha asistido el expresidente, quien se ha limitado a leer un documento en el que se advertía a los allí presentes de que las resoluciones que iban a tomar eran ilegales, puesto que el propio Consejo lo había convocado de forma irregular su sucesor, Jesús Nuño de la Rosa. El aviso no ha condicionado la celebración de la reunión, pero se espera que forme parte de la batería de argumentos que expondrá Gimeno ante el juez para tratar de revertir el acuerdo por el que fue cesado, adoptado el pasado 14 de junio.
En las próximas semanas, se espera que se oficialice su salida del Consejo de Administración, lo que le apartará definitivamente del principal órgano de toma de decisiones del grupo. Ahora bien, no está previsto que ocurra lo mismo en el patronato de la Fundación El Corte Inglés, donde cuenta con su tío César Álvarez como aliado. "Destituir a un patrono en cualquier fundación es prácticamente imposible. Por los motivos por los que se otorgan estos puestos, no es una opción que se suele contemplar. Por eso no se contempla esta opción en condiciones normales", han explicado fuentes internas.
El 37% del capital
Esta institución se constituyó en 1976 a partir de la herencia de Ramón Areces y está dedicada "al mecenazgo científico, mediante el fomento de la investigación, la contribución a la generación de capital humano y la difusión del conocimiento". Sólo en 2016, otorgó becas, ayudas, donativos y subvenciones por valor de casi 4,5 millones de euros.
Desde abril de 2015, ha estado presidida por Florencio Lasaga, uno de los miembros de la 'vieja guardia' de la compañía y quien representa en el Consejo al 37% del capital. Según ha trasladado Gimeno en su entorno, sus críticos en el organismo han vulnerado sus estatutos, al utilizarlo como palanca para conseguir su cese. Otras fuentes de la directiva de El Corte Inglés consideran que este argumento no tiene sentido, dado que el patronato no ha influido históricamente en ninguno de los nombramientos o ceses del alto mando de los grandes almacenes. Tampoco en el suyo.
La Fundación Ramón Areces cuenta con Cristina Álvarez Guil como vicepresidenta y con su hermana Marta como patrona, junto con Jesús Nuño de la Rosa, Carlos Martínez Echevarría, José Antonio Álvarez López, Paloma García Peña, César Álvarez, Dimas Gimeno, Jorge Pont, Víctor del Pozo y Arsenio de la Vega.
Dentro de la compañía, es un secreto a voces que Marta Álvarez se postulará como presidenta en el momento en el que Lasaga decida dar un paso atrás, algo que rechazan sus críticos, dado que le otorgaría el control en el Consejo de Administración del 37% de las acciones de esta institución, además del que le corresponde por la Cartera de Valores IASA, que posee el 22% de las participaciones en total.
Lo que parece claro es que este foco del incendio no se apagará tan fácilmente, lo que podría condicionar el devenir del principal accionista del grupo. Desde luego, la paz parece difícil de alcanzar en una compañía en la que los descendientes de Isidoro Álvarez batallan por su herencia, en la que Dimas Gimeno pretende recuperar su puesto de presidente; y en la que hace unas horas se ha abierto un nuevo frente después de que el propio Gimeno presentara una querella contra el responsable del Área de Seguridad de los grandes almacenes, Juan Carlos Fernández Cernuda, por un presunto delito societario y otro de corrupción entre particulares.
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