Florentino Pérez, presidente de ACS, ha preparado el terreno durante un año y medio. Desde que el grupo constructor español lanzara una OPA sobre su participada Hochtief para controlar más del 50% y poder consolidar sus resultados, la incursión de la compañía española en las entrañas de la alemana ha ido en aumento, aunque a ritmo sostenido. Ahora, parece que ha llegado el momento de dar un paso más aunque la empresa española deberá vencer aún ciertas resistencias.
En los últimos 18 meses, ACS se ha trabajado fundamentalmente el consejo de supervisión de Hochtief, el organismo que debe dar el visto bueno a todas las operaciones de relevancia de la compañía alemana. La mayoría de los ocho miembros que representan a los accionistas de referencia han sido propuestos por ACS, incluido el presidente, Manfred Wennemer, que cuenta con voto de calidad en el caso de que se produzca un empate a votos.
Y esta circunstancia es perfectamente posible porque el consejo de supervisión cuenta con 16 asientos en total. Los otros ocho están ocupados por representantes de los trabajadores de la empresa germana, incluido el vicepresidente del consejo, Ulrich Best. Ocho miembros que no están por la labor de dar el visto bueno a una fusión con ACS, toda vez que la operación tendría, a buen seguro, repercusiones negativas para el empleo.
El último paso ha sido situar a Marcelino Fernández Verdes, hombre fuerte de Dragados y que ya formaba parte del consejo de supervisión de Hochtief, como director de operaciones de la empresa alemana. El ejecutivo español pasó con nota su presentación como nuevo hombre fuerte de la participada de ACS en su última junta de accionistas, celebrada en Essen, en la que ya no se apreció tanta hostilidad hacia el grupo español como un año antes, cuando aún estaba reciente la OPA y las sospechas sobre las intenciones de ACS de trocear Hochtief.
Esquivar el riesgo país
De esta forma, la compañía española estima que ya se dan las circunstancias para acometer el proceso de fusión. La operación tendría como uno de sus principales objetivos que ACS pudiera esquivar el riesgo país que ahora padece como empresa española. Los mercados están castigando a las compañías de nuestro país por su situación económica, la elevada prima de riesgo, el escenario del sistema financiero y demás circunstancias negativas. Una fusión crearía una empresa de ámbito europeo, con un claro componente alemán, que facilitaría de forma notable el acceso a los mercados.
Este capítulo está siendo complicado en los últimos tiempos para una ACS notablemente endeudada y que se está encontrando con un escenario hostil. La venta de activos se ha convertido en un caballo de batalla y los procesos de financiación le están saliendo demasiado caros.
Los representantes de los empleados ocupan la mitad de los puestos del consejo de supervisión
Otra de las circunstancias que invitan a ACS a impulsar la fusión con Hochtief es el precio de cotización de la alemana. Desde que la compañía española lanzó la OPA por su participada (diciembre de 2010), las acciones de la empresa germana han perdido un tercio de su valor y cotizan en sus mínimos de los últimos años. El mercado parece ofrecer una oportunidad para llevar a cabo la fusión mediante una operación que bien podría ser con canje de acciones.
El pasado fin de semana, Peter Sassenfeld, director financiero de Hochtief, que aterrizó en la compañía a finales del pasado año de la mano del nuevo consejo de supervisión, hizo hincapié en los beneficios de una colaboración entre ACS y la empresa alemana en numerosos proyectos de infraestructura en todo el mundo. En breve, esa colaboración podría llegar de forma muy estrecha.
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