Mientras la tormenta de los mercados sigue azotando a los bancos españoles (este jueves lideraron una vez más las pérdidas del Ibex 35), el reloj de la devolución de las ayudas públicas sigue avanzando inexorablemente. Esta situación afecta principalmente a dos entidades: Unicaja, que mantiene sobre la mesa una posible salida a bolsa a final de año (si se dan las condiciones) o en el arranque de 2017; e Ibercaja Banco, que tiene que reintegrar casi 390 millones al Frob, el fondo público encargado de gestionar las ayudas.
Al igual que Unicaja Banco sigue dando prioridad a la salida a bolsa, sobre la mesa de Amado Franco hay dos opciones. La primera, y que más gustaría tanto a la entidad como a los supervisores, sería la entrada de un inversor ancla en su capital. Pero tal y como están los mercados no es una opción sencilla.
El plan B sería ir devolviendo las ayudas con el excedente de capital que tiene Ibercaja y a través de alguna venta de participadas. Esta última opción podría levantar suspicacias por parte del Banco Central Europeo (BCE). La última ratio de capital anunciada por la entidad aragonesa es del 12,1%, con lo que tiene un colchón de casi tres puntos frente al requerimiento oficial del BCE, del 9,25%. Sin embargo, su tasa de capital fully loaded (de plena implantación de Basilea III, que entra en vigor en 2018) es del 10,3%, con lo que estaría más justa respecto al límite del supervisor europeo.
Ibercaja Banco tiene que devolver al Frob 163 millones en marzo de 2017 y otros 224 millones a final de año
El calendario de devolución de ayudas es exigente. Caja 3 recibió 407 millones en ayudas públicas del Frob vía CoCos (bonos convertibles contingentes). De ellos, Ibercaja ya devolvió 20 millones en marzo. Otros 163 millones tienen que se reintegrados en marzo de 2017 y los 224 millones restantes en diciembre.
En este contexto, la opción que sigue gustando más a Franco es la entrada de un inversor. Ibercaja retomó en julio esta opción, que lleva explorando desde 2014 de la mano de JPMorgan. Desde entonces se ha reunido con grandes fondos internacionales, inversores soberanos y grandes patrimonios extranjeros. También se contempla la entrada en el capital de alguna aseguradora.
Como inversores ancla, entrarían en el capital ahora de cara a la futura salida a bolsa anunciada por la entidad, que según los planes establecidos podría producirse a finales del próximo año.
La entrada de estos fondos en su capital tiene la complicación de llegar a un acuerdo en las valoraciones. Liberbank y Popular cotizan con descuentos sobre su valor en libros por encima del 50%, un precio que Ibercaja no está dispuesto a aceptar. Según distintas fuentes financieras consultadas, la entidad exige que cualquier acuerdo se acerque al 80-100% de valor en libros.
Ibercaja no está dispuesta a aceptar descuentos considerables en la entrada de grandes inversores en su capital
Otra de las opciones que se baraja en el mercado es que Ibercaja pudiera ofrecer algún tipo de garantía a los inversores que entren en su capital, con pignoración sobre algunos de sus activos en caso de que se cumplieran determinados supuestos.
El escenario que se le plantea a Ibercaja es complicado, pero la entidad tiene a su favor el colchón de capital del que dispone y que es una de las pocas cajas que no han vendido apenas participadas durante la crisis, lo que le da más margen de maniobra. Sobre todo en gestión de activos y seguros, dos de los negocios que mejor van en momentos como los actuales debido a la necesidad de las entidades de elevar las comisiones.
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