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El Gobierno presiona a Iberdrola para que entre en el banco malo tras el desaire de Medgaz

La salida de la eléctrica del capital de gasoducto ha provocado malestar en el Ejecutivo. Su aportación a Sareb sería anecdótica, pero transmitiría confianza en el proyecto. Aún no hay una decisión tomada.

La salida de Iberdrola y Endesa del capital del gasoducto Medgaz, que une Argelia y España, ha provocado malestar en el Gobierno, que está presionando con fuerza a Iberdrola para que se incorpore al capital de la Sareb, el denominado banco malo.

La entrada de la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán sería una forma de acercar posturas tras su salida de Medgaz, considerada un “desaire” por algunos miembros del Ejecutivo, apuntan fuentes conocedoras de la situación.

El Gobierno ha visto cómo la venta de esas participaciones, a finales del año pasado (del 20%, en el caso de Iberdrola, y un 12% en el de Endesa), a una empresa belga, Fluxys, de carácter semipúblico (está participada por GDF-Suez), ha rebajado drásticamente la españolidad de una instalación que ha sido considerada estratégica por los sucesivos Gobiernos y que, como muchas otras infraestructuras energéticas en España, está infrautilizada como consecuencia de la crisis.

Actualmente, el único accionista español que queda en Medgaz (la petrolera Cepsa pertenece al fondo soberano de Abu Dhabi) es Gas Natural, que a primeros de enero acordó la compra a la argelina Sonatrach de parte de su participación (un 10%). No hay constancia de que el Gobierno se haya dirigido a la compañía que pilota Rafael Villaseca para que se incorpore a la Sareb.

En principio, la entrada de Endesa (a la que el Gobierno sí ofreció participar inicialmente en el banco malo) también está descartada.

La incorporación sería en clave de "interés nacional" y podría revitalizar la filial inmobiliaria de Iberdrola

Iberdrola no ha tomado todavía ninguna decisión sobre su entrada en el banco malo, que de producirse sería con una participación testimonial (unos 10 millones de euros) y podría incluso servir para revitalizar su filial inmobiliaria.

La incorporación sería en clave de “interés nacional” para un proyecto, la Sareb, al que de momento el Ejecutivo sólo ha conseguido que se sumen 15 bancos y cuatro aseguradoras que entraron en su capital en una primera fase, necesaria para recibir los cerca de 40.000 millones de euros en activos ligados al 'ladrillo' transmitidos por la banca nacionalizada.

La salida de Medgaz no es, ni de lejos, el único punto de fricción entre Iberdrola y el Gobierno. Los dos enfrentamientos más sonados que hasta ahora ha mantenido el Ejecutivo con la eléctrica han sido el cierre de la central nuclear de Garoña, perteneciente a Iberdrola y Endesa, y el reciente impuestazo al sector.

No obstante, el recorte de las primas a las renovables que acaba de aprobar el Ministerio de Industria, una medida largamente reclamada por las eléctricas tradicionales, podría servir para acercar posturas.

Pese a las reticencias de Iberdrola, en el sector fotovoltaico existe la sospecha de que Iberdrola puede salir ganando si finalmente se incorpora al banco malo, en cuyo balance podrían acabar plantas fotovoltaicas entregadas por sus promotores a la banca por el impago de los créditos contraídos para ponerlas en marcha.

Tras el recorte de las primas al sector, la patronal fotovoltaica, Asif, ha reiterado que “un número muy significativo de plantas entrarán en suspensión de pagos durante este año, obligando a sus propietarios a renegociar la deuda, a aportar fondos propios o, si no pueden hacerlo, a entregar su instalación a la entidad financiera”. En los últimos meses, se han sucedido los contactos de fondos buitres con promotores de parques solares para intentar comprar plantas a precios de derribo, aprovechando su delicada situación financiera.

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