El presidente de ACS, Florentino Pérez, llegó a la junta de accionistas de la compañía, celebrada a finales del pasado mayo, con las espaldas bien cubiertas. El ejecutivo preparó con especial cuidado la asamblea, consciente de que no atraviesa su momento de mayor popularidad al frente del grupo constructor. Para ello, junto con sus más allegados en el consejo de administración, hizo acopio de delegaciones de voto, un trabajo que hizo que acudiera a la reunión con un poder de decisión sensiblemente superior al 12,5% que mantiene en el capital de ACS.
La búsqueda de votos delegados entre los accionistas es práctica habitual de los consejos de administración con vistas a las juntas generales aunque habitualmente el apoyo logrado es testimonial. Así también ocurría tradicionalmente en ACS, cuando Florentino Pérez acudía a las asambleas con apenas unas decenas de miles de delegaciones de votos, normalmente obtenidas entre empleados del grupo.
Sin embargo, la cifra de delegaciones de voto se ha disparado en el caso de la junta que se celebró el pasado 31 de mayo en Madrid. Las tensiones vividas en el consejo de la compañía debido a la situación financiera de la misma y su creciente deuda no debieron dejar muy tranquilo a Pérez, que se afanó por acudir a la reunión con un importante apoyo extra.
Así, tanto él como los miembros del consejo más próximos a su persona, con la colaboración de miembros de la lata dirección, se afanaron en la búsqueda del voto delegado con mucho más ahínco que en ocasiones anteriores. La prueba de que lograron su objetivo es que el porcentaje de voto delegado en la persona de Florentino Pérez y de consejeros como Agustín Batuecas se aproximó al 2% del capital de ACS. Las delegaciones de voto deben consignarse en las comunicaciones a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) como así aparecen en los registros del organismo supervisor.
La tensión ha ido en aumento en el seno de ACS, especialmente desde que a mediados del pasado mes de abril la compañía se viera obligada a colocar en el mercado un 3,7% de Iberdrola por la presión de la banca acreedora, una operación que supuso para el grupo constructor anotarse unas minusvalías próximas a los 800 millones de euros.
El presidente vive sus horas más bajas, sobre todo desde la venta del 3,7% de Iberdrola
Además, la compañía participada por Banca March y los financieros Alberto Alcocer y Alberto Cortina (los Albertos) acumula un abultado endeudamiento que sólo ha sido capaz de aligerar a través de la citada enajenación en Iberdrola y de la colocación de toda su participación en la concesionaria Abertis, en la que mantenía un 10%. La venta de sus activos en energías renovables está sufriendo un considerable retraso de acuerdo con el calendario previsto debido a la dificultades de los potenciales compradores para lograr financiación.
Además, la enmienda presentada por el PP en el Senado para promover la vuelta de los blindajes a las compañías cotizadas ha hecho que los socios de Pérez en ACS le insten a desistir de la intención de querer controlar Iberdrola y a plantear vender la participación que aún le resta (que roza el 15%).
La prueba de que las aguas bajas turbulentas en ACS es la maniobra de Florentino para recabar apoyos en la junta. Sin duda, el presidente de la constructora vive sus horas más bajas en el cargo y empieza a ver peligrar su puesto.
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