Mientras Iberia ha recibido un mensaje inequívoco de rechazo por parte de los sindicatos sobre el plan de ajuste que la compañía ha puesto encima de la mesa, el ambiente prosigue notablemente enrarecido. La estrategia comercial de la aerolínea española, que desde el verano está en manos del británico Gavin Halliday, podría sufrir importantes modificaciones, ya que una de las propuestas del directivo ha sido ceder a British Airways las rutas hacia el Caribe de habla hispana.
Se trata de rutas hacia La Habana (Cuba), San José de Costa Rica y Santo Domingo (República Dominicana), que pasaría a operar British Airways desde Londres al estimar IAG que su rentabilidad experimentaría una mejora considerable. Halliday llegó a Iberia el pasado mes de agosto, de la mano de IAG y como un experto en el mercado latinoamericano, con lo que no es de extrañar que una de sus aportaciones cuente con estos ingredientes.
No obstante, la presencia de Halliday al frente del departamento comercial de Iberia será efímera, ya que a partir del 1 de diciembre su puesto será ocupado por el italiano Marco Sansavini, un ex de Air France-KLM y Alitalia. Un periodo más que suficiente para que Halliday haya elaborado un plan con el fin de que la eficiencia y competitividad de Iberia dé los pasos necesarios para que la compañía vuelva a obtener beneficios.
El planteamiento de Halliday ha encrespado un poco más los ánimos en los sindicatos, aunque el entorno del consejero delegado de Iberia, Rafael Sánchez-Lozano asegura que estas rutas no corren peligro y seguirán en manos de la compañía española. En uno de sus más recientes comunicados, Iberia salía al paso de las acusaciones realizadas con motivo del plan de ajuste y, entre otras cuestiones, desmentía la que apuntaba a que estaba cediendo rutas a su socio British Airways.
Fin al reparto de beneficios entre los empleados
Además, en el planteamiento que Iberia ha realizado a los trabajadores sobre el ajuste y el recorte de costes se incluye la eliminación del reparto de beneficios entre los empleados que se venía haciendo con regularidad. En concreto, la aerolínea retribuía a sus empleados con un porcentaje de las ganancias, en función del volumen de éstas, una cifra que no superaba en ningún caso el 5% pero que se incrementaba según aumentaran los beneficios de la aerolínea.
Este es uno de los puntos que ha causado una desagradable sorpresa entre los representantes de los trabajadores, que consideran que la medida apenas contribuye al ahorro de costes mientras que resta un incentivo a los empleados.
Por el momento, Iberia ha recogido el mensaje lanzado por los sindicatos en los primeros encuentros de la negociación. El lunes, las reuniones con los colectivos de tierra y tripulación de cabina duraron cinco minutos y apenas media hora, respectivamente (lo que tardaron los sindicatos en reiterar que no negociarían el plan). Mientras, el sindicato de pilotos Sepla ni siquiera acudió a la primera reunión, convocada para el martes.
El consejero delegado de Iberia señaló precisamente ese día que Iberia podría contemplar diversas alternativas para llevar a cabo el ERE para 4.500 trabajadores, en las que entrarían en juego las prejubilaciones, las bajas incentivadas e incluso un ERE temporal.
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