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Iberia dividida: algunos altos directivos no aceptan pasar por el aro de IAG

El acuerdo alcanzado por la dirección de Iberia y los sindicatos el pasado 17 de diciembre que sienta las bases para negociar el ajuste laboral no sólo ha causado sorpresa e indignación en el holding IAG sino también cierta división en la propia aerolínea española. Algunos miembros de la alta dirección han apostado por tender la mano a los representantes de los trabajadores y flexibilizar la postura de la compañía, lo que ha hecho que en IAG comiencen a centrar sus miras sobre la cúpula de Iberia.

Los avances en la negociación del plan de ajuste de Iberia no son casuales. Parte de la dirección de la aerolínea, en absoluto desacuerdo con la postura inflexible del holding IAG, al que pertenecen tanto la compañía española como su socio British Airways, han decidido impulsar la negociación con los sindicatos al entender que el futuro de la empresa pasa por que el Plan de Transformación no se convierta en un desmantelamiento encubierto de la empresa.

De hecho, a finales de la semana pasada se constituyeron las mesas para los colectivos de tierra y de tripulantes de cabina y se estableció el calendario de negociaciones, que contempla reuniones periódicas todos los jueves, aunque podría intensificarse este ritmo en el caso de que se considere necesario para concluir antes del 31 de enero. El clima de diálogo sigue siendo positivo, como en la última reunión en el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA), pero esta circunstancia ha causado una cierta división en Iberia.

En la cúpula de la compañía han contemplado con inquietud la reacción de IAG ante un acuerdo que establece una serie de condiciones de base que encarece de forma notable el ajuste laboral, ya que hace prevalecer el ERE actualmente en curso en la compañía y en vigor hasta diciembre de 2013, con condiciones mucho más favorables para los trabajadores que los mínimos que establece la actual legislación laboral recién reformada.

Y no sólo eso. En la parte británica del holding tampoco ha gustado que el acuerdo contemple el compromiso de no vender los negocios de mantenimiento y handling hasta 2017, ya que las previsiones incluían ingresos extra por estas operaciones que ahora no llegarán al menos hasta dentro de cinco años.

También ha causado desagrado el hecho de que la dirección y los sindicatos hayan previsto que las negociaciones se puedan prolongar más allá del límite del 31 de enero establecido por Iberia en la presentación del plan, ya que la intención de IAG era ejecutarlo tal cual a partir de la fecha.

La cúpula de Iberia en la picota

Pero en Iberia no están todos a una. La división ya quedó patente en la reunión del consejo de administración que antecedió al acuerdo alcanzado en el SIMA y ha seguido después, cuando algunos miembros de la alta dirección han enarbolado la bandera del acuerdo con los sindicatos y de la cesión a los llamamientos del Gobierno como clave para la salvación de la compañía.

La sorpresa negativa en IAG ante la llegada del pacto con los sindicatos podría haberse traducido en una Iberia beligerante a la hora de entablar las conversaciones de los sindicatos pero, por el momento, esto no ha ocurrido, sino más bien todo lo contrario. Los últimos movimientos en Iberia han dejado a los sindicatos notablemente tranquilos y optimistas con vistas al inicio de las negociaciones.

En estas circunstancias, las miradas en IAG, sobre todo en la parte británica, comienzan a dirigirse hacia la cúpula de la empresa española, a la que empieza a ver poco sólida y muy influenciable por los mensajes lanzados desde el Gobierno.

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