El Gobierno ultima la regulación aeroportuaria que fijará, entre otras cuestiones, la evolución de las tarifas que cobrará AENA a las compañías durante los próximos cinco años por operar en la red de aeropuertos. Las aerolíneas han insistido en que la normativa debería incluir un recorte en el entorno del 2,5% anual, una estrategia que cuenta con una justificación más que notable: para 2017 se prevé una rebaja de los beneficios en el sector debido a las alzas previstas en los precios del petróleo.
Este viernes, la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés) ha hecho públicas sus estimaciones para el próximo año, que incluyen el primer descenso de beneficios de los últimos seis ejercicios para el conjunto de sus asociadas. En concreto, el lobby prevé que las aerolíneas cierren 2017 con un resultado favorable de 29.800 millones de dólares, un 16% por debajo de lo estimado para el presente año.
Para 2017 se prevé una rebaja de los beneficios en el sector debido a las alzas previstas en los precios del petróleo
La IATA atribuye estas previsiones sobre todo a la subida del combustible, aunque también al incremento de los costes laborales y, en menor medida, a una cierta disminución de la demanda debido a los atentados en determinadas zonas geográficas.
El acuerdo alcanzado por los principales productores de petróleo para reducir la producción en 1,2 millones de barriles diarios ha puesto fin a un periodo de desplomes de precios que ha coincidido con un notable repunte de los beneficios de las líneas áreas. Esta circunstancia ha coincidido con síntomas de recuperación económica que han repercutido favorablemente en la industria del turismo, lo que ha hecho posible que las compañías hayan aumentado su oferta.
AENA contra todos
Sin embargo, este escenario idílico parece tocar a su fin, lo que ha hecho que las compañías aéreas redoblen su estrategia para tratar de que un descenso de las tarifas aeroportuarias compensen, en parte, el futuro incremento de los costes de los combustibles.
El argumento empleado por las compañías es que la rebaja en las tarifas repercutirá en precios más atractivos y competitivos para el turismo, que pasa por ser la industria más importante para la economía española. A las aerolíneas se han sumado otros sectores como las agencias de viajes, que incluso consideran que la rebaja de las tarifas debería ir más allá, hasta el 3% anual.
AENA considera suficiente su compromiso de no elevar las tarifas en los próximos diez años
Obviamente, el punto de vista de AENA es radicalmente opuesto. El gestor aeroportuario considera suficiente su compromiso de no elevar las tarifas en los próximos diez años. La compañía que preside José Manuel Vargas asegura que un recorte tarifario no beneficiaría a los usuarios sino a la cuenta de resultados de las compañías aéreas, toda vez que no repercutiría en los precios de los billetes.
AENA ya tuvo que rebajar contra su voluntad un 1,9% las tarifas en 2016, una circunstancia que no se ha visto reflejada en un descenso del precio de los billetes durante el ejercicio.
Antes de que finalice el año, el consejo de ministros debería aprobar el DORA, las nueva normativa aeroportuaria que, además, incluirá una serie de criterios de calidad que deberán cumplir los aeropuertos y que, muy probablemente, obligará a AENA a realizar nuevas inversiones para adaptarse a las exigencias.
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