"Como ya sabéis la mayoría, el pasado 26 de marzo se perdió la comunicación con el satélite Astro-H, y se observó la separación de varios trozos y su rotación no controlada". Así comienza un e-mail informativo destinado a ingenieros españoles para explicar el descalabro de uno de los grandes proyectos aeroespaciales del momento. Una cadena de fallos poco habitual ha mandado al traste un proyecto internacional puntero que llevaba una década en curso, en el que han participado cientos de científicos y empresas de todo el planeta con una inversión de 240 millones de euros. Se trata de Hatomi (Astro-H), un satélite destinado a explorar rayos X y rayos gamma con el objetivo de estudiar fenómenos como las explosiones de supernovas o los agujeros negros que devoran materia en el centro de las galaxias distantes. Se lanzó el pasado 17 de febrero y se perdió la comunicación con él el 26 de marzo. Esta pasada semana, la agencia espacial japonesa JAXA, responsable del proyecto, ha tenido que tragar el sapo de explicar públicamente su fracaso: un ingenio que ha costado el trabajo de una década, convertido en basura espacial en pocos días.
Entre el sinnúmero de compañías que había puesto su parte en el proyecto, la ingeniera española Iberespacio, propiedad de Técnicas Reunidas y Ghesa, había surtido de un componente llamado Loop Heat Pipe, un ingenio para modular la temperatura de una de las zonas interiores del Astro-H. Este dispositivo "sí que arrancó correctamente en vuelo y operó como estaba previsto de forma estable durante el poco más de un mes que el satélite estuvo en órbita", asegura la comunicación interna. El satélite, de 2,7 toneladas y el más grande lanzado nunca por Japón, contiene cuatro de estos dispositivos.
Preparación del Astro-H en el centro tecnológico de Taganashima
Es poco habitual que un satélite quede destrozado una vez solventado la fase más crítica, el lanzamiento
Por más que los nipones hayan liderado el lanzamiento del satélite, el fracaso envuelve también a otras agencias espaciales como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), como también de la agencia espacial canadiense y otras. JAXA ha tenido que dar explicaciones sobre lo ocurrido y este 15 de abril publicó su informe sobre los motivos del descalabro. En resumidas cuentas, según la web especializada SpaceNews, "el problema empezó cuando uno de los dispositivos detectó que la unidad estaba girando a gran velocidad cuando estaba, de hecho, estable. El satélite intentó contrarrestar este supuesto giro", iniciando un movimiento en dirección contraria para intentar contrarrestar este giro que detectaban y que no existía.
Un fallo múltiple
Este fallo debería haberse detectado por los seguidores de estrellas, según Microsiervos una especie de telescopios que miran al cielo en busca de estrellas conocidas que reconocen por su tamaño, color y brillo, y que también sirve para determinar si una nave se está moviendo. Hitomi (Astro-H) estaba programado para hacerles caso a ellos pero por algún motivo estos datos no llegaron al sistema de guiado y control de actitud de la nave.
A altísimas velocidades, Hitomi estaba programado para para ponerse en modo seguro, localizar el sol y orientarse hacia él para captar la mayor parte de energía posible a través de sus paneles solares. Pero sus sensores no funcionaban correctamente y la velocidad de giro excesiva acabó provocando desprendimiento de las partes más exteriores de la nave: los paneles solares y el banco óptico. Demasiados fallos que la JAXA debería haber solucionado con pruebas previas.
Curiosamente fue un astrónomo aficionado norteamericano, Paul Maley, el que descubrió el fallo. Tal y como aseguró, "el hecho de que esté girando con variaciones extremas en su brillo indica que no está controlado y que algo causó que comenzara a rotar". Así fue exactamente como ocurrió, sólo que ese 'algo' fue un fallo interno de uno de sus dispositivos. En este video, de 37 segundos y grabado desde Arizona, se ve volar al objeto en dirección sur-sudeste.
Pruebas durante años
Los momentos más peligrosos para la seguridad de una nave como esta son el lanzamiento, en el que el satélite va pegado a un cohete y sufre el rozamiento de la atmósfera. Una vez en el espacio, la ausencia de atmósfera suaviza los requerimientos mecánicos al no haber ni gravedad ni rozamiento. Por ello es aún más extraño un fallo como el que se ha producido: una vez en el espacio.
Ingenieros considera "muy raro" que se haya producido un fallo de este tipo, dada la cantidad de pruebas prelanzamiento
Según cuentan ingenieros participantes en el proyecto, "es muy raro que haya un fallo en un proyecto de este tipo, porque se multiplican las pruebas antes de los lanzamientos. Al igual que en aviación civil se fabrican modelos de avión que han de pasar primero por todo tipo de pruebas, y cuando se aprueba se fabrican cientos o miles de esos modelos, en el caso del espacio estas pruebas son mucho más caras porque no hay dos satélites iguales y se diseñan siempre en función de la misión. El espacio es un entorno más hostil que la Tierra, por las temperaturas, el vacío, etc. Por ello las pruebas que se realizan en Tierra tienen que simular estas condiciones, con materiales muy caros.
JAXA declara que seguirá intentando restablecer la comunicación pero las posibilidades de conseguirlo son remotas. Hatomi está partido en al menos dos partes y girando a la deriva, y ya se puede considerar que ha protagonizado uno de los mayores fiascos de la historia reciente de las misiones científicas en el espacio.
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