Jean René Lacoste nació en 1904 y 15 años después, haciendo un viaje a Inglaterra junto a su padre, ejecutivo de una compañía automovilística, conoce el tenis; y eso cambia su vida y la del deporte, y la moda francesa y mundial. Debía ser una persona muy tenaz porque no tenía un talento natural físico que le animara en su carrera deportiva; pero fue capaz, gracias a un duro entrenamiento que incluía la gimnasia incluso sin entrenador (algo poco habitual entonces, cuando sólo se practicaba la disciplina por la que se quería competir).
Fue un estudiante brillante, incluso fue capaz de diseñar una máquina para lanzar pelotas de tenis que le permitía ejercitarse aún más. Acabó dejando los estudios a los 18 años para dedicarse por completo al tenis. En Boston, en 1923, el capitán de su equipo le promete una maleta de piel de cocodrilo si gana un partido, algo que no consigue. Un periodista estadounidense conoce la anécdota y la usa para denominar al joven prodigio del tenis “el cocodrilo” (siendo quisquillosos, en realidad lo llamó “The Alligator” que no es exactamente el mismo animal) alabando su tenacidad en la pista. Desde entonces es su mote en las pistas.
En 1925 ya era el mejor jugador de su país. Y en 1927, gracias a su amigo el estilista Robert George, nace el cocodrilo que Lacoste hace bordar en sus blazers, algo inusual en aquellas fechas. Famoso por su perfeccionismo, en 1928 publicó el libro “Tennis” donde explicó su técnica de juego. En 1930 se casa con una golfista (deporte en el que su futura empresa también tendría un amplio mercado) con la que tuvo cuatro hijos, tres varones y la pequeña (1945), que fue la primera mujer francesa en conseguir un Major de golf (el equivalente a los Grand Slam de tenis), la única jugadora amateur que ganó el US Open, y que reside desde hace años en la costa de Cádiz.
René Lacoste consiguió siete títulos individuales del Grand Slam, lo que le proporcionó una gran fama, además de dos Copa Davis para su país, para el que también consiguió una medalla olímpica. Sin embargo, una bronquitis crónica le obligó a retirarse definitivamente en 1932 (aunque desde 1929 ya apenas competía). Un año después aprovecha su fama para fundar Lacoste, una empresa de ropa que, con el tiempo, incluiría calzado, perfumes, gafas, relojes… y todo tipo de accesorios.
El polo Lacoste, clave del éxito
Sin embargo, lo que le proporciona su mayor éxito es el polo, una camiseta con dos botones en las solapas creada así para que no se moviera al cabalgar, ya que sólo la utilizaban los jinetes que practicaban el juego del polo (de ahí el nombre). René Lacoste tiene la inteligencia de tomar esa prenda y adaptarla a su deporte. Hasta ese momento al tenis se jugaba con camisa de manga larga, pantalón de pinzas y cinturón. Basta con que pida a sus amigos y familiares que usen el polo en los partidos internacionales para poner de moda un vestuario ligero, adaptable y todoterreno. Virtudes que lo llevaron al éxito.
Hasta 1951 los polos, en principio una prenda para practicar deporte (sobre todo tenis y golf), pronto darían el salto al gran público; eran blancos, luego empezaron a usarse las rayas y poco a poco fueron imponiéndose los colores, especialmente desde 1958, cuando sale a la venta una colección especial para niños. Desde el primer momento la empresa cultivó un cierto elitismo. Incluso cuando sólo vendía prendas deportivas lo hacía como “símbolo de estatus del deportista competente”.
Desde 1952, que la compañía llega a Estados Unidos, ya se convierte en una marca global. En su lucha contra las imitaciones, durante toda su historia intenta mantener un proceso de elaboración que convierta a sus productos en únicos. Por ejemplo, el proceso de teñido de sus polos dura de media nueve horas y el bordado del cocodrilo requiere 1200 puntadas, sometiéndose a 25 controles de calidad antes de ponerse a la venta, incluyendo el peso: 230 gramos.
René Lacoste vivió hasta 1996, y aparte de su carrera como empresario, fue presidente de la Federación Francesa de Tenis hasta 1942 (cargo desde el que impulsa el cambio de vestuario deportivo que tanto benefició a su empresa) y en 1963 diseñó una raqueta de acero bastante ligera que tuvo mucho éxito durante años (uno de los que la solía usar fue Jimmy Connors). Su faceta de inventor no es muy conocida, pero presentó unas 30 patentes a lo largo de su vida.
En 1963 Bernard Lacoste, su primogénito, se hace cargo de la gestión hasta que fallece en 2006 y le sucede su hermano pequeño Michel. Desde entonces las peleas familiares por el control de la compañía (que nunca cotizó en bolsa) acabó con la venta del 100% de las acciones al grupo suizo Maus Frères en 2012, otra empresa familiar que desde 2020 se denomina MF brands.
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