El cofundador y ex presidente de Sacyr José Manuel Loureda ha vendido cerca de un 3,5% de Sacyr desde que comenzó el año, un movimiento que, al contrario del que protagonizó en su día Luis del Rivero (también cofundador y ex presidente de la compañía), no está relacionado con una salida del capital de la empresa y sí con la presión de la banca acreedora. Loureda, cuya participación se sitúa ya por debajo del 10%, ha tenido que soltar lastre en Sacyr para afrontar compromisos financieros, derivados en gran parte de la ampliación que realizó la compañía a comienzos de 2011.
Desde enero de 2013, Loureda ha colocado algo más de 13 millones de títulos de Sacyr en el mercado, aunque de forma discreta, en tres movimientos a lo largo de estos meses. Las operaciones le han reportado ingresos de 27,3 millones de euros, toda vez que el grueso de las ventas las ha llevado a cabo en las últimas semanas, cuando las acciones de Sacyr han experimentado notables alzas. De hecho, la compañía que preside Manuel Manrique acumula una revalorización bursátil muy próxima al 40% desde que se inició 2013.
Pero, lejos de tratarse de un movimiento discreto de salida, las maniobras de Loureda están relacionadas con la presión de la banca acreedora, que le ha obligado a hacer liquidez con los títulos de Sacyr.
Fuentes del mercado apuntan que a Loureda, que llegó a controlar una participación en Sacyr cercana al 14%, le está pasando cierta factura el esfuerzo financiero que realizó a comienzos de 2011, cuando acudió a la ampliación de capital de 400 millones de euros que llevó a cabo por entonces el grupo constructor, de servicios y concesiones.
Fuerte apalancamiento
Por entonces, Loureda suscribió una parte de la ampliación por valor de unos 50 millones de euros (algo más de 11,1 millones de títulos) que financió a crédito y con la garantía de las propias acciones. La ampliación se planteó por entonces como una solución para terminar con la situación de incertidumbre que, por entonces, atravesaba la empresa, fuertemente presionada por la cercanía del vencimiento del préstamo ligado a su participación en la petrolera Repsol, que por entonces era del 20%.
Pero la ampliación, que se cubrió con éxito, no hizo que la presión de los inversores sobre el valor desapareciera. A finales del pasado ejercicio, las acciones de Sacyr cotizaban casi un 70% por debajo del precio de la ampliación, lo que hizo que saltaran por los aires las garantías de los préstamos solicitados para suscribirla.
Además de la delicada situación financiera que padecía por Repsol, Sacyr también sufrió las iras de Luis del Rivero, que tras ser cesado como presidente a finales de octubre de 2011 comenzó a liquidar toda su participación en la compañía (que superaba el 14% del capital), lo que terminó de hundir el precio.
Compromiso con la actual dirección
Al cierre del ejercicio 2011, el último disponible en el Registro Mercantil, la instrumental Prilou, a través de la que Loureda mantiene su participación en Sacyr, presentaba una deuda con entidades financieras de algo más de 61 millones de euros, la mayoría relacionada con los préstamos para suscribir la ampliación concedidos por Banco Popular, La Caixa y Credit Suisse, entre otros.
No obstante, en Sacyr descartan por completo que el caso de Loureda sea como el de Luis del Rivero. Loureda ha manifestado su compromiso con la actual dirección de la compañía y, además, ha lamentado en más de una oportunidad haber tenido que recurrir a la venta de acciones de Sacyr para asumir sus compromisos financieros.
Tras la salida del capital de la compañía por parte de Juan Abelló y de las cajas (especialmente Novagalicia), el presidente de Sacyr, Manuel Manrique, señaló que no esperaba más movimientos en este sentido. “Ya ha salido todo el papel que tenía que salir”, manifestó hace unas semanas en la rueda de prensa previa a la junta de accionistas del grupo.
De hecho, lo más probable es que Loureda haya puesto fin a sus ventas de acciones de Sacyr, al quedarse con una participación del 9,44%.
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