Hay una empresa minera llamada Carbonífera del Ebro, en la provincia de Zaragoza, cuyo futuro pende de un hilo. Un hilo muy frágil que la engancha a Endesa y que está a punto de romperse.
La compañía cuenta con 133 años de historia y tenía un solo cliente, la central térmica de Escucha, una pequeña planta del norte de Teruel que cerró a finales de 2012 pese a las súplicas de Carbonífera.
“Si nos quedamos sin nuestro único cliente no tenemos a quién vender nuestro carbón”, suplicaron entonces sus trabajadores y directivos tanto al Gobierno de Aragón como al central.
Los más de 100 trabajadores, entre directos e indirectos, que viven de esta mina de lignito, llevan en ERE de suspensión desde el 28 de febrero, ya que el Ministerio de Industria la dejó fuera del cupo de producción. No había salida para ellos, pero al ministro José Manuel Soria se le ocurrió pedir a Endesa que comprara el carbón que produce Mequinenza.
La idea pasaba porque la central térmica de Andorra, en Teruel, propiedad de Endesa, salvara a Carbonífera usando su carbón para generar electricidad.
Endesa dice que no puede comprar ese carbón porque es incompatible con el proceso de producción de la central térmica Andorra y dañaría las calderas
Sin embargo, la eléctrica que preside Borja Prado dijo que ese carbón no podía quemarse en su central porque dañaría las calderas, al ser un carbón, a priori, incompatible con los sistemas de producción de la planta.
Y en medio del tira y afloja se cruza la guerra sin cuartel abierta entre Soria y las eléctricas por la reforma energética. Industria asesta un duro golpe a Endesa, especialmente en la retribución que recibe por producir electricidad en Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla (extrapeninsulares).
Fue tal el tajo del Gobierno a Endesa que Fulvio Conti, máximo ejecutivo de Enel, compañía controla por el Estado italiano, vino a Madrid en viaje relámpago para quedarse en directo a Soria, que le recibió en el Ministerio.
Fue una queja en toda regla del Gobierno italiano al español. Hablaron de todo en un tono áspero y, según cuentas las fuentes conocedoras de la conversación, en un momento Soria reprochó a Conti que su filial en España no esté dispuesta a comprar el carbón de Mequinenza, algo que en el Ejecutivo es considerado una insignificancia para un gigante como Endesa. Serían sólo unas 100.000 toneladas al año, que según los sindicatos sólo representaría el 2,5% de lo que consume la central de Endesa.
Soria dejó caer a Conti que la negativa de su filial en España a comprar el carbón se debe al malestar provocado en sus directivos por el recorte de ingresos tras la reforma energética
Y Soria considera que Endesa no accede al favor pedido por su Ministerio por su malestar con la reforma energética.
Desde la compañía eléctrica insisten en que ese carbón no se puede quemar en Andorra, pero la Universidad de Oviedo, que hizo un informe a petición de Industria, ha determinado que el carbón de la mina zaragozana sí puede ser utilizado por la central de Endesa.
El culebrón sigue, mientras se tensa aún más la cuerda entre Industria y Endesa y los trabajadores Carbonífera del Ebro siguen sin trabajo.
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