Comienzan a surgir los detractores de la fusión Santander-Popular. Una de las firmas más críticas hasta el momento ha sido Kepler Cheuvreux, con un informe en el que rebaja el precio objetivo de Banco Santander de 6,5 euros a 5,8.
Esta casa de análisis considera que esta operación tiene grandes riesgos de ejecución y que Santander no ha comprado lo que cree: "Hay una visión extendida en el mercado, difundida por Banco Popular, de que es la franquicia más fuerte en pymes. Discrepamos firmemente [...]. No creemos que el modelo pueda ser integrado en otro banco fácilmente, ya que resultaría en un mayor consumo de capital y en tasas más altas de denegaciones de créditos".
Kepler opina que Popular fue esa franquicia fuerte en pymes hace 15 años, con un modelo de cercanía a las pequeñas empresas y de descentralización de riesgos: los comerciales, los que mejor conocían las pymes, tenían más poder para dar o denegar créditos.
Pero ésa fue su propia trampa, añade el informe: "Prestar a las pymes en función de las relaciones puede llevar a situaciones de exceso de riesgos. El fraude es también más común en este tipo de entidades, con el control de riesgos más descentralizado".
Popular ya sufrió una fuga de 7.000 millones de euros en depósitos durante el mes de abril
Según Kepler, cuando Santander tome realmente las riendas del Popular cambiará de golpe esta política y los clientes de la filial tendrán más difícil conseguir créditos. Por ello, el informe pronostica una caída del 15% en la financiación de Popular, pasando de los 82.000 millones actuales a cerca de 70.000 millones.
La firma también fija un suelo para los depósitos, en 62.500 millones. Pero tras la crisis de liquidez de Popular y la venta a Santander ya se ha recuperado de esos niveles, situándolo en 65.000 millones. La patronal bancaria (AEB), ha hecho públicos los balances del sector de abril, que reflejan que la entidad tuvo una fuga de 7.000 millones en dicho mes, debido a las sucesivas bajadas de ráting.
Demandas y alianzas
El informe de Kepler concluye que Santander se la juega con la fusión con Popular en dos aspectos. El primero, las demandas, cuyo riesgo eleva a 2.364 millones, por la última ampliación de capital y los bonos híbridos. Por ello, el bróker cree que "una rápida solución para los clientes podría mejorar" la rentabilidad de la fusión.
El segundo punto en el que se la juega Santander es con la negociación de las antiguas alianzas de Popular. Cuanto mayor sea el coste de cancelarlas o renegociarlas peor saldrán las cifras para la entidad, y viceversa.
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