La crisis de Banco Popular ha vuelto a poner en el foco a los dos grandes supervisores españoles: el Banco de España y la CNMV. La caída del banco español pilló a estos dos organismos a contrapié, y por ello han tomado nota de todo lo que pasó y lo están aplicando en Liberbank.
El mayor reflejo es la decisión tomada esta semana por la CNMV, prolongando durante otros dos meses el veto a las posiciones bajistas (se benefician de las caídas de la cotización) en el grupo liderado por Cajastur. Esta restricción lleva activa desde poco después de la caída de Popular, y a este paso se va a mantener activa durante casi cinco meses.
Es una medida que ha levantado ampollas entre los antiguos accionistas de Banco Popular, sobre todo por las razones esgrimidas por la CNMV. Un informe elaborado por ESMA (la CNMV europea) señala que Liberbank "es relevante no sólo a nivel nacional, sino en toda Europa. Por ello, es clave prevenir cualquier dinámica de mercado que ponga en peligro la recapitalización de esta entidad, su situación financiera y evite un efecto contagio".
Popular cumplía con creces estos mismos requisitos, incluso con más razón, ya que era la quinta-sexta entidad española por activos, frente al puesto número 12-13 que ocupaba hasta hace poco Liberbank. Junto a ello, la CNMV y ESMA se escudan en que el banco liderado por Manuel Menéndez está en medio de una ampliación de capital clave para su futuro. Siguiendo estos mismos argumentos, Popular estaba en un proceso de venta o de ampliar capital, reconocido en un comunicado al supervisor.
Más argumentos
Otro de los argumentos dados por la CNMV para proteger a Liberbank es que el préstamo de valores (operativa que usan los inversores bajistas, o especuladores) se había disparado, incluso por encima del 10%. De nuevo se trata de un requisito que también cumplía Popular, que llegó a tener posiciones bajistas por el 12,3% de su capital, récord del mercado español.
Lo mismo ocurre con otra razón ofrecida por los supervisores: Liberbank arrastraba ya una caída del 45% en bolsa antes de la prohibición y llegó a desplomarse en una sola sesión (intradía) casi un 30%. Este último batacazo (del 27%) es el que sufrió el pasado 2 de junio Popular, cinco días antes de su rescate exprés y venta a Santander por un euro. Fue entonces cuando el presidente de la CNMV, Sebastián Albella, dijo que el supervisor seguía "con atención" la situación. Pero decidió no actuar. Posteriormente ha explicado que tomó esta determinación porque "no hubiera valido para nada".
Al margen del pasado, la decisión actual con Liberbank también genera dudas en el mercado. Banqueros de inversión consultados por este medio no saben cómo van a encajar los potenciales inversores que la cotización del banco "sea artificial". Aun así, es difícil de saber qué hubiera pasado a la contra, si la CNMV hubiera levantado el veto a las posiciones cortas la pasada semana, y los fondos especuladores hubieran camparan a sus anchas de nuevo.
La crisis del Popular cogió al Banco de España con un nuevo subgobernador con menos experiencia en supervisión y con parte de la cúpula dimitiendo por el caso Bankia
En el caso del Banco de España, fuentes próximas al regulador señalan que la actitud ha cambiado radicalmente en los últimos meses. Señalan que la institución estuvo casi desparecida en los dos últimos meses de la crisis del Popular, en los que (por competencias) el BCE y la Junta Única de Resolución (el Frob europeo) llevaron el timón de la crisis. Aunque Europa tiene desde 2014 el control del sistema financiero, el Banco de España ha influido en ocasiones más que con Popular. Desde el entorno de Cibeles se achaca a la transición de subgobernadores: al salir Fernando Restoy en diciembre y ser sustituido por Javier Alonso, con menos experiencia en supervisión. A ello se juntó que el Banco de España tuvo que reorganizar el departamento de Supervisión por la imputación de Mariano Herrera y Pedro Comín, los dos responsables, en el caso Bankia.
Tras este revés, las mismas fuentes explican que el Banco de España ha estado encima de Liberbank en los últimos meses. Añaden que el mensaje transmitido por el regulador ha sido que negocie (o al menos estudie) una fusión, con nombres como CaixaBank y Abanca como eternos candidatos. Menéndez está de momento haciendo caso omiso a esta sugerencia y apuesta por la ampliación de capital de 500 millones para seguir en solitario. Si los mercados lo permiten en el próximo mes, Liberbank tiene a tiro salvar de nuevo el baile de fusiones. Por difícil que pareciera hace tres meses, la crisis de Popular le ha venido bien en esta misión.
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