No todos lo quieren creen, pero algunos expertos en el sector de distribución alimentaria mandan los peores augurios sobre los mercados mayoristas, aquellos que, ubicados en las periferias de las ciudades, se encargan de surtir de productos frescos al pequeño comercio y, sólo en ocasiones muy contadas, a las grandes superficies.
Esta semana, en una sala de reuniones de Mercamadrid, el vaticinio les caía como un jarro de agua fría: "La evolución es clara y no se pueden poner puertas al campo. Los mayoristas os tenéis que preparar para un futuro donde sólo quedarán un 20% de las pequeñas tiendas minoristas (...) nos encontramos con que las grandes cadenas de supermercados ya os quitan el género, por ejemplo compran todo lo que tenga un barco pesquero prácticamente cuando está desembarcando. Se han saltado todos los eslabones de la cadena para dejaros en una peor situación", aseguraba el profesor universitario Carlos Buxadé. Ante un auditorio mitad asustado y mitad escéptico, el veterano experto lo dejó claro a los mayoristas: "Estáis muy obsoletos. La mayoría de la gente no entiende cuál es el valor añadido que aporta un intermediario".
Movimientos como el iniciado hace un par de años por Mercadona, consistentes en eliminar los intermediarios ajenos a su control y "que no aporten valor", han encendido las luces de alarma en los sectores. Así, durante el año 2015, según los datos manejados por el experto catalán, las tiendas tradicionales, que aún mantienen un 33,4% de la cuota de mercado, han sufrido un retroceso del 7,5% respecto a la venta de frutas y verduras. Este proceso, que "se está acelerando", tiene su punto inverso en los supermercados, que cada vez ganan más clientes y en el último año subieron un 1,3%.
"La mayoría de la gente no entiende cuál es el valor añadido que aporta un intermediario"
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