Internet no se crea ni se destruye. Solo se transforma. Es un ente vivo y el hecho de que haya miles de millones de personas trabajando o surfeando la red de redes en todo momento, sin descanso, hace que prácticamente a diario aparezcan nuevos productos y servicios. Es el caso del conocido como Metaverso, la última de las tendencias de la red de redes.
Por resumirlo (te lo contamos en el video que acompaña esta noticia), se trata de un mundo virtual que proporcionará, mediante equipos multisensoriales como gafas de realidad aumentada, una experiencia inmersiva en mundos digitales. Para no complicar las cosas, podemos decir que el Metaverso será un espacio en el que habrá diferentes mundos virtuales, la mayoría de ellos, sino todos, impulsados por empresas.
De hecho Facebook, por ejemplo, ya trabaja en su propio Metaverso. Quienes visiten el mundo de Zuckerberg tendrá un 'yo' virtual, denominado avatar, con el que podrán relacionarse con otros usuarios e, incluso, comprar y vender objetos y servicios virtuales, a través de criptomonedas como puede ser el bitcoin.
Axie Infinity, un videojuego basado en el Metaverso
Pongamos un ejemplo de algo que ya funciona, que ya existe. Axie Infinity es un videojuego en el que los usuarios deben criar mascotas para enfrentarlas a otros rivales. Los creadores de este videojuego vendieron 2,5 millones de euros en terreno virtual a los criadores de mascotas, lo que habla del potencial económico que esconde el Metaverso, pese a que haya quien se muestre reticente. CadaAxie, que así se llaman las mascotas, es única y se pueden intercambiar o vender a través de una moneda virtual desarrollada por el propio videojuego. Esto genera una suerte de economía que puede pasar del mundo virtual al físico, ya que la mayoría de las criptomonedas pueden cambiarse por dinero clásico, contante y sonante.
Esto es solo un pequeño para comprender mejor que es el Metaverso. Puede asustar a quienes no estén familiarizados con la tecnología. Es algo que sucede siempre. Pasó con las redes sociales, con la mensajería instantánea o con el nacimiento de Internet. Pero las cosas no son buenas o malas no en sí mismas; lo son por el uso que les damos.
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