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Peña Nieto ofrece ser embajador en España al defenestrado número 1 de Pemex

La embajada de México en España es el rescate más probable para Emilio Lozoya, cuya cabeza como director general de la petrolera estatal mexicana Pemex  tuvo que cobrarse, muy a su pesar, el presidente de la nación, Enrique Peña Nieto.

El cese de Emilio Lozoya como director general de Pemex tendrá probablemente una derivada española. Enrique Peña Nieto, presidente mexicano y gran valedor de Lozoya, no está dispuesto a dejarle en la estacada y le ha ofrecido como rescate político la posibilidad de ser embajador en España, una de las plazas diplomáticas más atractivas del país azteca. Lozoya tiene múltiples conexiones con el país. Además de sus conocidos episodios contra el presidente de Repsol cuando Pemex era uno de sus principales accionistas, el ex número 1 de la petrolera estatal fue en su día consejero de la filial mexicana de OHL. Bajo su mandato, Pemex encargó varias embarcaciones a astilleros gallegos.

Persona de la más absoluta confianza de Peña Nieto, Emilio Lozoya fue destituido como director general de Pemex la semana pasada. La casi insostenible situación de la petrolera pública mexicana, azotada por el desplome de los precios del crudo pero también por la errática gestión de Lozoya y su incapacidad por liderar la transición de la compañía al nuevo escenario tras la ambiciosa reforma energética en el país azteca, forzaron al presidente de la nación a tomar una decisión muy a su pesar.

Lozoya destacó por su beligerancia contra la gestión de Antonio Brufau al frente de Repsol, cuando Pemex contaba con cerca de un 5% de la petrolera española

En su día, Lozoya destacó por su beligerancia contra la gestión de Antonio Brufau al frente de Repsol, cuando Pemex contaba con cerca de un 5% de la petrolera española y era uno de sus principales accionistas. Hasta tal punto llegó la presión que Peña Nieto llegó prácticamente a exigir a Mariano Rajoy forzar la destitución de Brufau. Poco después y bajo el mandato de Lozoya, Pemex ponía fin a una etapa de casi 25 años como socio de referencia de Repsol y reducía su participación en la compañía a algo simbólico, por debajo del 1%.

La conexión de Lozoya con España también viene por OHL. En su día formó parte del consejo de administración de la filial mexicana del grupo presidido por Juan Miguel Villar Mir, donde trabó una profunda amistad con su yerno Javier López Madrid, a la sazón, uno de los artífices de que México se haya convertido en el principal mercado internacional para el grupo de construcción, servicios y concesiones.

Bajo el mandato de Lozoya, Pemex encargó numerosos contratos a astilleros españoles, especialmente al gallego Barreras, con la intermediación del presidente regional Alberto Núñez-Feijoó.

No quiso ser embajador en EEUU

Peña Nieto llevaba un año aguantando las embestidas del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que había exigido en múltiples ocasiones la cabeza de Lozoya por haber obviado los ajustes financieros que el jefe del fisco azteca había impuesto a Pemex dada la deriva de sus finanzas y el complicado escenario que se cernía con la caída de los precios del petróleo. Lozoya fue protegido por Peña Nieto hasta límites extremos, hasta que materialmente ha sido posible.

Peña Nieto llevaba un año aguantando las embestidas del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que había exigido en múltiples ocasiones la cabeza de Lozoya

De ahí que, de inmediato, se pusiera manos a la obra para encontrar el mejor destino para el rescate político  de Lozoya. Y parece haberlo encontrado en el plano diplomático y más concretamente en territorio español. No es la primera vez que Peña Nieto piensa en la vía diplomática como recurso para encontrar una salida a Lozoya. Durante el pasado año, cuando la situación del director general de Pemex se tornaba ya insostenible, el presidente pensó en él como embajador en EEUU, sin duda la plaza más atractiva de la diplomacia mexicana y que, además, estaba en aquel momento vacante.

Sin embargo, Lozoya confiaba aún en salir vencedor del pulso que sostenía con Videgaray, precisamente por contar con el favor incondicional de Peña Nieto. En aquel momento le hizo saber al presidente su poca disposición a moverse del país y dejar sus quehaceres como líder de Pemex, lo que hizo que peña Nieto se decantara finalmente por Miguel Basáñez para ocupar la embajada en Washington.

Relevo buscado en Madrid

Peña Nieto pensó en la salida diplomática antes que concederle la Secretaría de Energía, cargo que también barajó para Lozoya, ya que más tarde o más temprana acabaría chocando de nuevo con el poderoso Videgaray.

Tampoco es la primera vez que el presidente mexicano contempla la embajada en España para una de sus personas de máxima confianza. Poco después del verano estuvo a punto de ser el destino para Emilio Chuayffet, amigo personal de Peña Nieto, y veterano del PRI, que llegó a ser gobernador del Estado de México (cargó que después ocuparía el propio Peña Nieto), presidente del Parlamento mexicano y que por entonces ocupaba la Secretaría de Educación, en la que había tenido múltiples dificultades.

Al frente de la embajada de México en España se encuentra desde comienzos de 2013 Roberta Lajous que, paradójicamente, también cuenta con vínculos con Pemex, toda vez que su hermano Alejandro fue director general de la petrolera a finales de los 90.

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