Hace ya unos meses que los datos macroeconómicos apuntan a una recuperación de la economía española, con cifras que no se veían desde antes del inicio de la crisis. Sin embargo, el sol no termina de salir para uno de los activos más castigados por las recesiones: las autopistas de peaje. Ni el incremento del PIB ni el del consumo ni tampoco la bajada del desempleo impiden que la mitad de las concesionarias que se encuentran en situación de quiebra sigan mostrando descensos en sus estadísticas de tráfico. Un panorama poco alentador para un rescate que, además, vuelve a estar anclado en la indecisión política.
Los síntomas de mejora se han incrementado en la segunda mitad del pasado año. No obstante, el segundo semestre de 2014 ha vuelto a ser negativo para algunos de los peajes que se encuentra en situación de quiebra. El caso más extremo es el de la AP-41 (Madrid-Toledo), que ha sufrido un nuevo desplome en su tráfico del 40,6% desde julio hasta final de año respecto al mismo periodo de 2013. Menor ha sido el descenso en la Radial 5 (Madrid-Navalcarnero), aunque también significativo, en torno al 8,5%, también respecto a la segunda mitad de 2013, que no fue precisamente un ejercicio redondo para las concesionarias.
El tráfico también ha descendido en los últimos meses en las otras radiales de Madrid. La R-2 (Madrid-Guadalajara) ha perdido algo más de un 3% de usuarios en el semestre que concluyó en diciembre de 2014, mientras que la R-4 (Madrid-Ocaña) ha registrado una caída del 2,7%. Tan sólo se salva la R-3 (Madrid-Arganda), que ha logrado un incremento del 10%.
Entre el resto de autopistas de peaje en quiebra también destaca el rendimiento de la M-12 (Eje Aeropuerto), la vía que lleva a la Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, que ha incrementado su tráfico un 5,5%. La AP-36 (Ocaña-La Roda) apenas ha elevado su afluencia medio punto porcentual.
Entorno más favorable
Son cifras que aíslan al sector de la tendencia mostrada por la economía española en los últimos meses. Sin ir más lejos, el PIB del último trimestre de 2014 reflejó un incremento del 0,7% respecto al trimestre anterior, algo que no se veía desde el año 2007, cuando los síntomas de la crisis todavía no se habían dejado sentir en las cifras macroeconómicas. En tasa interanual, el crecimiento se situó en el 2%.
Dos factores a tener muy cuenta en este caso son el desempleo y el consumo. En el caso del primero, la economía española cerró 2014 con más de 475.000 parados menos. Mientras, el consumo ha encadenado tres trimestres consecutivos con notables crecimientos, por encima del 2%.
Pero nada de esto ha servido, por ahora, para reavivar el tráfico en unas vías que llevan camino de convertirse en malditas. A la hora de analizar los porqués de la quiebra de las concesionarias de autopistas de segunda generación siempre se mencionó la crisis económica como uno de los motivos que desencadenó esta situación y que provocó otro de ellos, el desplome de los tráficos. El tercero fue el sobrecoste en las expropiaciones de los terrenos.
Sin embargo, la recuperación de esa crisis que llevó a la quiebra a determinadas autopistas de peaje no está propiciando el repunte de los tráficos, lo que lleva a pensar que no todos los factores (y no los más influyentes) fueron económicos sino más bien de planificación.
Salvo excepciones, la mayoría de las autopistas cerraron 2014 con cifras de tráfico notablemente inferiores a las de 2011 y 2012, años en los que los descensos de afluencia ya eran notables. De hecho, en 2012 comenzaron a llegar los primeros casos de concesionarias en concurso de acreedores.
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