Más presión para el Ministerio de Fomento. Una nueva concesionaria de autopistas de peaje se encuentra en situación de concurso de acreedores mientras la fórmula en la que trabajaba el departamento que dirige Ana Pastor para rescatar a las sociedad de este tipo con problemas financieros parece haberse estancado. Mientras, el agujero generado por las sociedades prosigue creciendo y ya se aproxima a los 3.000 millones de euros.
Henarsa, participada por ACS, Acciona, Abertis y Bankia ha sido la última en acudir a los juzgados de lo Mercantil para acogerse a la antigua suspensión de pagos, con un pasivo en el entorno de los 400 millones de euros.
La sociedad se encarga de la explotación de la Radial 2 (Madrid-Guadalajara), con lo que actualmente las cuatro radiales que se licitaron durante la segunda legislatura de José María Aznar se encuentran en quiebra.
Poco antes del verano, Fomento parecía tener ultimada la solución para el rescate de las concesionarias en problemas financieros debido a los enormes sobrecostes que tuvieron que asumir por las expropiaciones, a unas previsiones de tráfico desproporcionadas que después ha sido imposible cuadrar con la realidad y a los efectos de la crisis económica, que han reducido todavía más los tráficos.
Desencuentro con las constructoras
Sin embargo, los planes de Fomento fueron rechazados de plano por los principales grupos de construcción y concesiones, a la sazón, los más afectados por la quiebra de las concesionarias, de las que son los principales accionistas. Su papel en la empresa que pretende crear Fomento es prácticamente testimonial.
La quiebra de una nueva sociedad concesionaria pone más presión a Fomento para que encuentre una solución adecuada para todos. Las constructoras han trasladado a Fomento que podría exigir hasta 1.300 millones de euros en concepto de compensación si finalmente se optara por la creación de una sociedad pública en la que las concesionarias tuvieran una participación minoritaria.
Mientras no termina de llegar un acuerdo con las afectadas para encontrar la solución definitiva, las sociedades con problemas financieros se ven incapaces de afrontar vencimientos que, a su vez, ya han sido aplazados varias veces con las entidades financieras acreedoras.
El caso de Henarsa ha sido uno más pero su declaración de concurso de acreedores es todo un aviso para el Ministerio de Fomento: cuanto más se retrase su decisión definitiva, más complicado será un rescate global.
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