La noticia pululó efímeramente por algunos medios, pero está relacionada con la polémica que tiene lugar ahora: los aterrizajes de emergencia no son el único problema técnico que ha conocido Ryanair últimamente. Al caso de los tres aviones que recibieron prioridad para aterrizar el pasado 26 de julio en Valencia tras un aviso por falta de combustible –asunto que ha derivado en una investigación abierta por Fomento-, hay que sumarle otro sucedido hace más de un año, el 14 de abril de 2011, en el aeropuerto de El Prat, Barcelona.
La noticia trascendió hace poco, a comienzos de agosto. El 14 de abril, a las ocho y media de la mañana, la nave de Ryanair con 175 pasajeros a bordo rodaba hacia la tercera pista del aeropuerto barcelonés, donde los aviones esperan antes de despegar. De camino, el aparato se topó con otro de American Airlines que transportaba a 275 pasajeros con destino al otro lado del Atlántico, según ha publicado en un boletín a principios de este mes la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, dependiente de Fomento. La publicación narra que el avión de la compañía americana, otro Boeing, se detuvo delante del de la aerolínea low cost. “Sorprendido” –comillas del boletín-, el piloto de Ryanair tuvo que maniobrar para no colisionar. Entonces se produjo un choque leve en el que nadie de la tripulación reparó, algo que sí hicieron los viajeros. Éstos avisaron a las azafatas, quienes a su vez informaron del golpe al piloto, pero al final la nave partió.
Ambos aviones "prosiguieron sus vuelos y llegaron a sus destinos sin novedad", continúa Aviación Civil. Pero al revisar el aparato en Ibiza antes del siguiente vuelo, la comandante de la nave descubrió desperfectos en el winglet derecho (extremo del ala), lo cual puede afectar a la estabilidad del Boeing. En Ryanair avisaron al avión de American Airlines; éste, en pleno vuelo, también halló desperfectos, como la “rotura en la parte externa del estabilizador horizontal izquierdo".
A diferencia de lo acontecido en el aeropuerto de Valencia, el susto de El Prat no ha suscitado una investigación más allá de la publicada por la comisión de Aviación Civil. Los aterrizajes de emergencia del 26 de julio y la investigación abierta por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea a la aerolínea irlandesa han generado cierta polémica entre Ryanair, que niega que sus aviones vuelen sin reserva de carburante y califica lo de Valencia de “caso puntual”, y España. Pero la colisión sin consecuencias de Barcelona puede suponer más leña para esta polémica veraniega.
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