En marzo de 2012, James Costos y su pareja Michael Smith recibían al ya expresidente Barack Obama en su casa de Nueva York para oficializar su apoyo en las elecciones que Obama ganó en noviembre de ese año. El apoyo de la influyente pareja era político y también económico, con casi 40.000 dólares cada uno. Año y medio más tarde Costos era nombrado embajador norteamericano en España y marchaba a Madrid a vivir.
Hasta esta semana, en la que se ha producido la marcha del norteamericano de su residencia. El nuevo presidente Donald Trump no quiere en su puesto a ningún diplomático designado por su predecesor. Y su principal cometido en España, aparte de las obligaciones inherentes a su puesto diplomático, puede considerarse acabado. Este no era otro que vigilar los intereses de la industria audiovisual norteamericana, tal y como reconocía la prensa estadounidense que aseguraba que Costos estaría muy pendiente de "acabar con la piratería 'online' en España, donde grupos defensores de los derechos de autor han presionado para que se tomen más medidas para controlarla". No se trata de nada personal. La política de EEUU en estos años ha sido empujar a otros países a "adoptar normas mucho más duras de derechos de autor, cuando no directamente a trasponer la normativa norteamericana en sus ordenamientos", según decía el abogado especialista Mitch Stoltz
Logro desbloqueado
Y como no podía ser de otra forma, la presión norteamericana ha tenido resultados. En enero de 2015, un año después de la llegada del ejecutivo al país, el PP aprobaba con su mayoría absoluta parlamentaria la Ley de Propiedad Intelectual. Esta nueva norma aumenta hasta los 600.000 euros las sanciones máximas para las webs que vulneren los derechos de propiedad intelectual e igualmente ampliaba las responsabilidades a cooperadores y buscadores.
No se había ni siquiera aprobado la ley definitivamente y la Policía Nacional ya estaba deteniendo al dueño de SeriesPepito y PelículasPepito, dos webs a las que se le aplicó la nueva ley de propiedad intelectual. Fue al calabozo y sus domicilios fueron registrados. La denuncia a sus webs había venido de las grandes productoras estadounidenses. España actuaba así en la dirección que exigía el 'amigo' americano mientras Costos supervisaba desde una posición privilegiada el cumplimiento de la nueva normativa.
En su labor de lobby, Costos ha contado con el apoyo de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España, quien ha remado también en la misma dirección y que apenas un mes después de la llegada del directivo neoyorquino a España ya estaba organizando actos para convencer a las autoridades españolas de la importancia de proteger la propiedad intelectual de las 'majors' norteamericanas.
Presión por la TDT
Otra actuación de Costos en favor de la industria de la que provenía se produjo con el reparto de las licencias de Televisión Digital Terrestre (TDT). Tal y como informó Vozpópuli en 2014, el embajadro presionó al gobierno Rajoy para que tomara medidas que favorecieran a las majors norteamericanas, las grandes productoras de contenido audiovisual y cultural que en ese momento no pasaban por su mejor momento en España. El embajador pidió personalmente a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría que no dilatara el reparto de los canales de TDT, como así ocurrió.
Pidió a Soraya que repartiera ya los canales de TDT como le pedían sus productoras
Tres años más tarde, el panorama con respecto a la piratería ha cambiado y la copia y reproducción de contenido con derechos de autor está mucho más vigilada. Siempre hay fórmulas para esquivar la ley, pero Estados Unidos ha conseguido su objetivo: crear el espacio protegido suficiente para que en él puedan florecer sus productoras, que ofrecen contenido de forma legal y a través de 'streaming'. Netflix fue la primera, y ha sido un éxito, con muchos usuarios apostando, casi por primera vez, por un sistema legal de forma masiva.
HBO, la superproductora de la que provino Costos y responsable de 'Game of Thrones', ha sido la siguiente. El embajador ha permanecido en España lo suficiente como para ver por fin la entrada, con el campo allanado, de la que fue su compañía y quizá lo vuelva a ser, ya que no ha cortado la relación y no tuvo reparos en acudir a eventos públicos de la empresa en la capital de España. Estados Unidos lo ha vuelto a hacer. Influyendo y quien sabe si cambiando directamente leyes en España para beneficio de sus empresas, con la embajada actuando como primera oficina comercial en el exterior. No ha sido ni mucho menos el único sector norteamericano en el que el representante norteamericano ha empujado -también otros como renovables- pero sí uno de los más evidentes. Ahora, las major tienen un camino mucho más expedito para 'colonizar' el país con su industria cultural y ganar aún más dinero con ello.
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