El Mobile World Congress (MWC), asegura el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, corre peligro, y pone el acento en el rechazo institucional contra la visita del rey Felipe VI a la inauguración de la feria. Un rechazo personalizado en las figuras de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el presidente del Parlamento, Roger Torrent.
Algo que no está alineado con lo que piensan los operadores y fabricantes que estos días hacen negocio en Barcelona, o por lo menos no lo está en el corto plazo. Hay muchos motivos para pensar que el año que viene la feria se celebrará de nuevo en Barcelona.
1.- Las concentraciones organizadas para rechazar la presencia de la Corona en la ciudad han tenido repercusión a escala reducida. No han afectado al transcurso de las actividades de la feria. El domingo Samsung, Huawei o Telefónica, entre otras empresas, presentaron sus novedades y absolutamente nada enturbió los actos. No hubo ni manifestaciones, ni protestas, ni nada. Fue lo mismo que otros años: profesionales y periodistas desplazándose de un punto a otro de la ciudad para asistir a las ruedas de prensa y analizar esas novedades. La posibilidad de que hubiera disturbios en los puntos en los que había programados actos dentro del Mobile World Congress era uno de los aspectos que más preocupaba a la GSMA. Pues bien, no hubo nada reseñable en ninguno de esos actos, y eso que estuvieron distribuidos en diferentes lugares de la ciudad. Ayer lunes, más de lo mismo. Normalidad en los accesos al recinto ferial, la misma presencia policial que otros años y tranquilidad absoluta entre los profesionales que asistimos a la misma. De hecho, está siendo uno de los Mobile World Congress más tranquilos que se recuerdan. Otros años las huelgas de transportes provocaron cierta dificultad a la hora de moverse por Barcelona.
Si entendemos por estabilidad un espacio en el que los profesionales puedan relacionarse y hacer negocios sin distracciones o impedimentos externos, esta edición, una vez más, esta siendo del todo estable
2.- Durante la feria los expositores deben comunicar su intención de reservar espacio para el año siguiente. De hecho ya hay empresas que están confirmándolo. En los próximos dos o tres meses es cuando deberán realizar el pago. Resultaría extraño que la GSMA cambiase de caballo a mitad del río. Obviamente existe la posibilidad de que decidan cambiar la feria de lugar, pero no parece lógico. A menos de un año de la próxima edición no sería un problema para las grandes compañías, pero no hay que olvidar que muchas empresas que acuden al Mobile -son legión- son más pequeñas y cuentan con menos músculo para afrontar un cambio de esta naturaleza.
3.- El rechazo de Ada Colau y Roger Torrent es un problema menor para el desarrollo de la feria. Ambos estuvieron en la cena institucional del domingo previa al congreso, y Colau acudió para hacerse la foto con el rey Felipe VI a la inauguración del lunes -Torrent faltó-. De todas formas, para la GSMA tampoco hubiese sido mayor problema su ausencia de ambos, ni a la cena ni a la inauguración. John Hoffman, consejero delegado de la asociación, pidió hace unas semanas "estabilidad" para el MWC. Si entendemos por estabilidad un espacio en el que los profesionales puedan relacionarse y hacer negocios sin distracciones o impedimentos externos, esta edición, una vez más, está siendo del todo estable.
4.- La mayoría de los fabricantes y operadores mantiene sus planes de reservar los espacios hoteleros en la ciudad condal para el año que viene. Dependiendo del tamaño de las empresas, estos espacios se llegan a renovar en algunos casos de un año para otro, y en otros casos con meses o semanas de antelación. Estas compañías mantienen una relación constante durante todo el año con la GSMA. Está todo dicho.
La mayoría de los fabricantes y operadores mantiene sus planes de reservar los espacios hoteleros en la ciudad condal para el año que viene
Templar gaitas
Tanto las empresas españolas como las filiales de grandes corporaciones internacionales sitas en nuestro país también coinciden en lo mismo. Es casi un mantra. "Vamos a dejarlo estar, no removamos las cosas". "No queremos hablar demasiado porque es importante que se mantenga la normalidad". "Es mejor dejarlo estar". Son las respuestas estándar cuando se les pregunta sobre la situación actual y los acontecimientos de los últimos días. La misma sensación que encender un mechero en un pajar. Hay miedo a que cualquier declaración provoque un chispazo que derive en incendio.
Y es que, para las compañías ubicadas en España, Barcelona es sinónimo de comodidad. La logística no es problema, no hay gastos tan elevados como si la feria se celebrase en otro lugar del mundo -aviones, visado, transporte de productos-, conocen al dedillo el lugar en el que se ubica la misma y hasta saben los lugares exactos de los stands de los partners con los que hacer negocios -muchos repiten ubicación de un año para otro-.
¿Es posible que la feria no se celebre en Barcelona en 2019? Es posible, pero no probable.
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