El fundador y ex presidente de OHL, Juan Miguel Villar Mir, planificó en plena crisis el futuro del grupo para convertirlo en algo notablemente distinto a lo que es en la actualidad. La base de esta estrategia era una división de la compañía en dos sociedades, con el objetivo de desprenderse a medio plazo de la que agrupara los activos de construcción e industrial y hacer un gran grupo de concesiones y desarrollos con la otra parte. Para la primera de las metas, Grupo Villar Mir planteó una posible fusión con ACS, que resultó imposible, y posteriormente estudió la opción con Sacyr, que descartó.
Para la parte donde centraría sus objetivos, sus planes eran aún más ambiciosos. Una vez que entró en el capital de Abertis, a través de OHL y también a título personal con Grupo Villar Mir, la idea del veterano empresario era llegar a controlar más del 50% de la concesionaria de infraestructuras participada por La Caixa. Un intento que tampoco llegó a cuajar.
Fuentes del sector aseguran que, desde el inicio de la presente década, la escisión de OHL en dos sociedades está encima de la mesa de Grupo Villar Mir, su principal accionista, que deseaba deshacerse del negocio constructor, al que veía escaso futuro dado que el desplome de la licitación pública en España había llegado para quedarse durante algunos años y que cada vez era más complicado lograr márgenes adecuados en el negocio internacional.
Según estas fuentes, Juan Miguel Villar Mir diseñó poco después del verano de 2012 junto a dos de sus más estrechos colaboradores en el holding familiar, Javier López Madrid y Tomás García Madrid (actual consejero delegado de OHL) una operación que consistía en fusionar el negocio de construcción e industrial de OHL con ACS o bien, en último término, con las constructoras del grupo que preside Florentino Pérez, esto es, Dragados y la alemana Hochtief.
Una primera fase
Sin embargo, éste era sólo un paso intermedio para alcanzar el objetivo final, que no era otro que Grupo Villar Mir tuviera el control del 100% de la otra pata de OHL, la de concesiones y desarrollos. Es decir, cambiar el 60% que por entonces tenía en OHL por el 100% de una hipotética OHL Concesiones y Desarrollos.
Para conseguirlo, los planes de Villar Mir pasaban por vender a medio plazo (aproximadamente en tres años) su parte en la compañía resultante de la fusión con ACS, que según sus estimaciones, debería cotizar en el entorno de los 12 euros por acción (por entonces ACS estaba por debajo de los 11 euros) y adquirir las acciones de Concesiones y Desarrollos que no controlaban.
El objetivo final era que Villar Mir tuviera el control del 100% de la otra pata de OHL, la de concesiones y desarrollos
La operación no llegó a plantearse en el consejo de OHL dado que contó con la frontal oposición de Florentino Pérez, que no quería de ninguna manera salir del atolladero en el que se encontraba su compañía con ayudas externas. Y mucho menos aceptar las exigencias de poner un consejero delegado que le planteaba Villar Mir.
Sacyr y otras opciones
Otra de las alternativas que se planteó fue hacer la operación con Sacyr. Grupo Villar Mir analizó en la primavera de 2013 las circunstancias de los que eran, por entonces, los dos principales activos del grupo: su filial de inmuebles en renta Testa y la participación que mantenía en Repsol, muy cercana al 10%. Los cálculos del holding de Villar Mir estimaban que precisaría una financiación de aproximadamente 1.700 millones para afrontar la operación, teniendo en cuenta la necesidad de refinanciar el préstamo de Repsol y también la deuda de Testa, cuyo valor neto calculaban en unos 1.500 millones (posteriormente, Sacyr la vendió a Merlin Properties por algo más de 1.800 millones).
Otros nombres que se barajaron para colocar el negocio constructor fueron los de Acciona y la francesa Eiffage, opciones en las que Villar Mir apenas profundizó.
Los planes para la parte de OHL por la que apostaban eran mucho más ambiciosos, hasta el punto de que el futuro de Grupo Villar Mir pasaba por hacerse con una participación mayoritaria en la concesionaria de infraestructuras, de la que, por entonces, OHL ya tenía el 10% tras el intercambio de acciones por sus activos de concesiones en Brasil.
Para realizar la operación, el planteamiento inicial era vender una buena parte de OHL México, para obtener aproximadamente 1.000 millones en metálico, que servirían para montar un adecuado esquema de financiación. El resto provendría de la operación de venta citada de la parte de construcción, una vez que cuajara algunas de las opciones exploradas.
Esta última posibilidad tampoco pudo ir más allá dado que no encontró la colaboración de La Caixa, principal accionista de Abertis. Y Villar Mir nunca fue partidario de operaciones hostiles. "Máximo respeto al accionista", ése siempre fue su lema.
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