Hyperion, el fondo de capital riesgo especializado en defensa e IA que impulsa el exlíder del Partido Popular Pablo Casado, apuesta fuerte y en grande. El vehículo está cautivando a grandes capitales españoles con una expectativa de retorno equivalente si no superior a unos 450 millones de euros de beneficios al cabo de una década, ponen de relieve fuentes financieras con conocimiento del proyecto.
Se trata del escenario más previsible con el que trabajan los impulsores del fondo en cuanto al importe que se acabaría repartiendo entre el conjunto de los potenciales inversores con participaciones de clase A (con preferencia sobre retornos hasta el 8% anual) y los gestores (con participaciones de clase B y posibles comisiones de gestión consistentes, de forma agregada, en el 20% sobre el exceso del retorno preferente para las clase A).
El punto de partida pasa por unos 150 millones de euros que el propio Pablo Casado y sus socios en Archery Capital esperan terminar de reunir antes del cierre del fondo, previsto para enero de 2025
El punto de partida pasa por unos 150 millones de euros que el propio Pablo Casado y sus socios en Archery Capital esperan terminar de reunir antes del cierre del fondo, previsto para enero de 2025. La gestión y representación ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores ha sido asumida por Singular Bank, que reporta a Archery Capital. Las participaciones de clase A están abiertas a inversiones a partir del millón de euros, salvo consentimiento del equipo gestor.
Los gestores del fondo obtendrían acceso a las comisiones variables en función del desempeño que acabe consiguiendo el vehículo para el conjunto de los inversores clase A, con el umbral de éxito situado en un retorno del 8% anual que equivaldría a unos 200 millones de euros de beneficios en total al cabo de la década de vida del fondo una vez se cierre la colocación.
A preguntas de Vozpópuli, desde Hyperion se limitan a señalar que la "previsión de rentabilidad" que se está trasladando pasa por "un MOIC de 3X", es decir, de unos 450 millones, de modo que los inversores conseguirían, en el escenario esperado, una rentabilidad significativa y los gestores obtendrían varias decenas de millones en comisiones.
El fondo de Casado invertirá al menos la mitad en España
Del equipo que gestionará el fondo participarán directamente, junto al exlíder del PP, el exasesor del ministerio de Defensa de España en tiempos del dirigente popular Pedro Morenés y exdirector de Estrategia de Sapa Joaquín Ortiz Escobar; el sobrino de la presidenta de Banco Santander Ana Botín, Ricardo Gómez-Acebo Botín;; el empresario en el sector de la defensa José Antonio Bartrina Giménez, o el financiero Daniel Lorrain, con experiencia en la banca de inversión americana en el sector aeroespacial.
Entre los inversores aparecerían grandes empresas y empresarios españoles, e incluso entidades inversoras como el Instituto de Crédito Oficial, vinculada en definitiva ahora a un Gobierno que prevé disparar sus inversiones en Defensa.
Hyperion ha asumido el compromiso de invertir al menos el 50% de su capital en España, dejándose la parte restante para entidades de países que formen parte de la Unión Europea y, "excepcionalmente", la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El exsecretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen o la exministra de Defensa de Francia Michèle Alliot-Marie son algunos de los asesores con los que cuenta el fondo, que concentraría sus inversiones durante el primer lustro, en especial, los primeros tres años.
En la mayoría de los casos, se trataría de asumir participaciones minoritarias temporales, aunque no se descarta eventualmente asumir el control mayoritario de empresas.
El fondo de Casado volcaría el grueso de su capital en compañías midcaps "en fase de expansión y crecimiento", y el resto, en pymes en "fase early stage y capital desarrollo"; todo ello, dentro de los sectores aeroespacial y de ciberseguridad, inteligencia artificial, seguridad y defensa.
Más en concreto, "en compañías de componente tecnológico de uso dual", como se suele encuadrar a la tecnología militar que se puede utilizar en contextos civiles. Y es que, en palabras del fondo, se asegura que las inversiones no estarán "ni directa ni indirectamente" vinculadas con empresas cuya actividad "esté relacionada con la producción y venta de armas, munición y equipamiento letal" y/o "el desarrollo o ejecución de proyectos cuyo resultado limite los derechos individuales o viole los derechos humanos, perjudiquen la sostenibilidad o sean socialmente restrictivos".
En general, se trataría de asumir participaciones minoritarias temporales, aunque no se descarta eventualmente asumir el control mayoritario de empresas. No por nada algunos de los escenarios de rentabilidad con los que trabaja el fondo, autodenominado "complejo" y riesgoso, llegan, dentro de unas previsiones ya moderadamente optimistas, a entre 500 y 600 millones de euros al cabo de diez a doce años, según las fuentes consultadas.
De hecho, bajo las hipótesis de mercado y comparables más favorables que los promotores del fondo han llegado a poner sobre la mesa, los beneficios podrían incluso acabar superando los 900 millones. Por el contrario, los mismos impulsores han advertido a los inversores de los riesgos de pérdida de al menos el 50% de lo invertido en escenarios adversos también factibles.
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