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Paramés: "Slim no me ha llamado"

El exdirector de inversiones de Bestinver prevé gestionar miles de millones en fondos en su nueva compañía.

El 'Messi de los fondos de inversión', el 'Warren Buffett español', Francisco García Paramés, es la inédita estrella mediática del sector español de gestión de fondos. Esta semana, en la presentación de su libro Invirtiendo a largo plazo, el exdirector general de Bestinver parecía más una estrella del cine o la canción que un experto inversor en Bolsa. Durante varias horas ofreció entrevistas, 15 minutos como máximo, a diversos medios. La primera edición del libro se ha agotado antes de llegar a las librerías, y los organizadores de los próximos actos convocados con su presencia no pueden ya admitir a más gente.

En pocos meses, "depende del regulador", la nueva sociedad de García Paramés ya estará operando. Con un equipo de entre ocho y diez personas, Paramés pretende "competir contra todos", también con sus antiguos colegas de Bestinver, que hace un año montaron azValor. De hecho, la competencia ya ha comenzado. El viernes azValor comunicó que cinco de sus seis analistas abandonarán la compañía: se marchan con Paramés.

Aunque con motivo de su salida de Bestinver, Paramés aludió al excesivo tamaño del fondo que gestionaba la sociedad del grupo Acciona, 10.000 millones de euros, el experto en Bolsa no se ha propuesto ahora una meta pequeña. "Con ciertas herramientas", comenta, "pueden alcanzarse los 10.000 millones de euros...". La nueva sociedad gestionará "entre 2.000 millones y 10.000 millones", dice. "En Bestinver llegamos a gestionar 10.000 millones, pero todo el mercado español son 250.000 millones".

Para nutrir su gestora de fondos, Paramés ha estado en contacto con propietarios de grandes patrimonios, españoles, y también ingleses, comenta. "Slim no me ha llamado", dice cuando se le pregunta si el empresario mexicano, dueño del grupo español FCC, está entre los inversores que podrían confiar en él para gestionar parte de su fortuna.

Stiglitz y Krugman no vieron la crisis

En su libro Invirtiendo a largo plazo, Paramés ajusta cuentas con los que vieron venir la última gran crisis financiera y los que no. "La sensación general en la opinión pública es que la crisis financiera la provocaron los perversos banqueros de Wall Street, que con su avaricia rompieron el idílico orden social establecido por una sociedad sana y diligente", escribe. El "culpable último" de la crisis financiera que estalló en 2008 y cuyas consecuencias todavía se siguen padeciendo, "es el que rebaja artificialmente los tipos de interés o el que flexibiliza las obligaciones legales, facilitando el acceso al crédito a personas que no cumplen las condiciones mínimas necesarias".

En opinión de Paramés, la Fed (la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos), fue culpable de la crisis, y también el Congreso estadounidense. Durante los quince años previos a la crisis "el Congreso y el ejecutivo americano promocionaron activamente la compra de viviendas por parte de sectores desfavorecidos", explica en su libro. "Esto es algo loable si se hace con prudencia, sin exceder los límites de lo deseable, pero no fue así como ocurrió".

El Nobel Josep Stiglitz, "uno de los economistas vivos más influyentes", no vio venir la crisis. En 2002, recuerda Paramés, emitió un informe sobre las GSE (empresas de propiedad privada pero de constitución pública, como lo fueron Fannie Mae y Freddie Mac, las compañías de las hipotecas basura). "En este informe, realizado con Jonathan y Peter Orszag, indicaban que con sus nuevos estándares de capital, el riesgo de un shock severo en ellas era inferior a 1 entre 500.000". Otro respetado Nobel, Paul Krugman "también intervencionista, todavía decía en 2008 que las GSE no tenían nada que ver con la crisis inmobiliaria".

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