Ayer celebró reunión en Madrid el pool bancario de Pescanova (Sabadell, La Caixa, Popular, Bankia, BBVA, Novagalicia y los italianos UBI Banca) junto a KPMG y el despacho Freshfields, tras el cual se acordó no apoyar la propuesta de convenio presentada por Damm y Luxempart. Esto supone de facto la ruptura entre los bancos y Damm. Los primeros afirman que ya tienen plan B, con otro grupo industrial que podría hacerse cargo de la gestión de la Nueva Pescanova. Damm sigue diciendo que los órdagos hay que verlos.
El asunto es, en cualquier caso, un despropósito completo. A principios de este mes, se presentó in extremis un plan de viabilidad para la compañía, puesto sobre la mesa por Damm-Luxempart, pero pactado anteriormente con la banca.
Grosso modo, contemplaba una enorme quita, del 90% y una inyección de capital de 150 millones de euros.
La sorpresa llegó cuando, una vez publicado de manera íntegra en la CNMV, se pudo ver que la quita rondaría el 70% y había otras variaciones en materia de pago de intereses. Los bancos, muy molestos, requirieron explicaciones tanto a Damm como a los asesores y se encontraron con que los despachos legales dijeron que ese fue el plan que Carceller les remitió, asegurandoles que era el pactado con las entidades financieras.
A su vez, Damm dijo a la banca que esos cambios venían impuestos por el consejo, pero posteriormente, los consejeros de Pescanova han dicho a los acreedores que Damm les aseguró que la propuesta enviada al juzgado era la acordada con los bancos.
Así las cosas, el pool bancario está realmente enfurecido, especialmente porque en el periodo de tres días de plazo para aclarar los requerimientos del juez, no se han matizado las diferencias detectadas anteriormente.
Los bancos no apoyaron el convenio ayer y, de momento, se consideran rotas las relaciones con Damm. La banca asegura que tiene ya acuerdos con otros grupos industriales para relevar a la compañía que preside Demetrio Carceller, lo que supondría empezar de nuevo todo el proceso, pero estos siguen insistiendo en que si hay alguien que lo vaya a hacer mejor, que aparezca. No se han filtrado nombres, de momento.
De paso, sigue lanzando mensajes, directos e indirectos, a los bancos, para que acepten el convenio, por el bien de la compañía.
Un auténtico juego de nervios en el que, por desgracia, quien más puede perder es la compañía, que sigue peligrosamente cerca de la liquidación.
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