España es el tercer país de la Unión Europea con los precios más caros de la gasolina antes de impuestos, sólo por detrás de Dinamarca y Malta. Hay causas directas de que esto sea así, como ya han alertado expertos, organizaciones de consumidores y hasta el propio Gobierno español: no hay competencia alguna entre gasolineras y las petroleras se embolsan en España "un margen de explotación superior al que se llevan las compañías del resto de Europa", en palabras del ministro de Industria y Energía, José Manuel Soria.
Pero hay un factor que hasta ahora ha pasado desapercibido y que también está influyendo en que en nuestro país la gasolina de 95 cueste de media (en Península y Baleares) 73,4 céntimos por litro antes de impuestos, sólo por debajo de los 78,7 de Dinamarca y de los 75,6 de Malta, y muy por encima de los restantes 25 estados miembros, según los últimos datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea 28. En cuanto al gasóleo, sólo hay cinco países más caros que España.
El exceso de normas de la UE no crea un mercado único, más bien al contrario, facilita a veces el abuso de prácticas anticompetitivas como ocurre en en el sector de las gasolinas
Se trata de la hiperregulación emanada desde Bruselas, el lío de normas y directivas que día tras día aprueban las instituciones de la Unión Europea para tratar de crear un mercado único que no existe. Así lo denuncia el Foro Europa Ciudadana: "El precio de la gasolina en España es 5 céntimos más caro, antes de impuestos, que la media europea. Si estamos ante un Mercado Único, armonizado, en el que los ciudadanos y empresas europeas debemos competir en igualdad de condiciones, Bruselas no puede permitir que existan distorsiones en el precio de los carburantes", advierte el presidente de este think tank académico, José Carlos Cano.
Este profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid considera que "la descoordinación legislativa que impera en Bruselas" es una causa añadida de que en España los ciudadanos paguen estos desorbitados precios por gasolina y gasóleo. "Por poner un ejemplo, es injusto que un taxista, un camionero o cualquier otro ciudadano en París, Dublín o Berlín pueda repostar más barato que en España cuando hablamos del mismo producto ofrecido por la misma compañía, se llame esta como quiera que se llame", añade Cano.
Sin dar nombres, el responsable de Foro Europa Ciudadana apunta a compañías que operan en múltiples países de la UE, como son BP o Shell, entre otras. Si se viaja en coche o camión desde Barcelona a Varsovia, más vale que el conductor reposte en la Ciudad Condal sólo lo necesario para llegar a Perpignan (primera ciudad francesa tras cruzar desde La Junquera), porque en una estación de servicio de BP o de Shell en este municipio será más barato cargar el depósito que en Cataluña. Y así, país tras país hasta llegar a Polonia.
Hay tales agravios comparativos entre países que para un camionero es mucho más rentable echar gasolina en una BP de Perpignan que hacerlo en una BP de La Junquera
"El problema de la hiperregulación puede solucionarse, simplemente, con la smart regulation, es decir, aprobar normas que sean inteligentes, no simplemente hacer normas como si fueran churros, preguntarse el porqué de las cosas y pensar si la aprobación de una norma va a suponer un beneficio para el receptor de la misma: el ciudadano", señala Cano a Vozpópuli.
"Tenemos que darnos cuenta de la importancia y de la responsabilidad que juega Europa en este proceso y pedir responsabilidades. No pensemos que Europa son los Tratados Internacionales y la Alta Política. Europa regula sobre las gasolinas, el transporte, el consumo, el tabaco, los medicamentos, las telecomunicaciones, la agricultura…nuestra manera de conducir, de ser, de comportarnos y no siempre de la manera más inteligente", continúa el profesor.
El Gobierno y la CNC vuelven a investigar a las petroleras por supuestos pactos de precios y abusos en la fijación de sus márgenes, pero las gasolinas siguen por las nubes
Cano hace especial hincapié en la eficacia de las medidas. "Si admitimos que nos regulen, al menos deberíamos pedir que fueran efectivos y eficaces en su regulación. Si es necesaria más competencia para que los precios de las gasolinas sean iguales en Europa que lo hagan pero no pueden aprobar 18 normas diarias y encima que no sirvan para nada y que nuestros transportistas y todos en general paguemos un precio más alto por el mismo producto en un mercado al que llaman Único".
Aún así, el problema más grave es la impunidad con la que actúan las petroleras en el diseño de sus precios, por mucho que el Gobierno español y las Comisión Nacional de la Competencia (en vías de desaparición por su integración en el nuevo superregulador CNMC) traten de poner coto a unas prácticas que desde hace años apuntan a estrategias de pacto de precios entre compañías. Hay advertencias políticas, investigaciones y registros en las sedes de las compañías y sus patronales, pero la gasolina y el gasóleo sigue subiendo en España, muy por encima de lo que lo hace en el resto de Europa.
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