"Es un cambio de paradigma. Queremos diseñar un futuro sin humo, acabar con los cigarros". Las palabras de Andre Calantzopoulos, CEO de Philip Morris International, a sus inversores en noviembre suenan a bravuconada para muchos en el sector. En la primera tabaquera privada del mundo, con marcas como Marlboro o Winston, parece ser un proyecto por el que se apuesta de verdad: convencer a los fumadores de 'convertirse' a su nuevo producto con "potencial de reducción del riesgo". Un tabaco que se fuma, pero no arde. Que expele vapor y no humo. La misma nicotina de la planta de origen americano pero un 90% menos de sustancias nocivas, según PMI.
Es un producto innovador y destinado principalmente a fumadores que estén preocupados por su salud y quieran mantener 'el vicio' sin tanto riesgo. "Creo que llegará el día en que habrá aceptación de esto productos alternativos... para empezar a concebir junto a los gobiernos ir acabando con los cigarros", aseguró el CEO a la BBC. "Esto pasará pronto".
Pero, ¿que es este iQOS? Según Marlboro, este 'cacharrito' que depositado sobre una mesa parecería el último modelo de iPhone es cómo se fumará en el futuro. Su tecnología está centrada en calentar el tabaco, para obtener sus sabores y aromas al fumarlo, sin mechero, es decir sin que combustione y libere sustancias tóxicas. Una inversión de 2.500 millones de dólares en un centro de I+D en Neuchatel (Suiza) ha dado como fruto un "producto de riesgo reducido" un 90% menos dañino, asegura la empresa. Esta es su imagen:
"El producto calienta el tabaco en vez de quemarlo, porque al haber combustión a una temperatura de 800 grados se liberan muchas sustancias en el humo que sale de esa combustión. Y de ese montón de sustancias alrededor de 7.000 hay unas 100 que son dañinas o potencialmente dañinas y ligadas a las enfermedades vinculadas con el tabaquismo. Si evitas la combustión siempre por debajo de 300 grados liberas los aromas del tabaco y la nicotina pero se reduce sustancialmente el nivel de sustancias dañinas. No va dirigido a quien quiera dejar de fumar, no es un producto terapéutico. Está orientado a los que van a seguir fumando y lo que demandan es una alternativa al cigarrillo", cuentan en la compañía.
Marlboro quiere trabajar con los Estados para introducir estos nuevos productos
En España se ha empezado a introducir en enero. El sistema requiere, aseguran en la compañía, una suerte de proceso de aprendizaje. Por el momento sólo puede adquirirse bajo demanda, y con un periodo de 'adaptación' tutelado por los comerciales de la compañía. El objetivo es convencer a los fumadores, conscientes de los perjuicios para la salud de su hábito, de que pueden seguir disfrutando de las "sensaciones" del tabaco de una forma potencialmente menos dañina.
"No podemos decir que tienen un riesgo menor todavía. Por eso hablamos de productos con el potencial de reducir el riesgo. Hemos desarrollado el método científico, las mismas directrices de la industria farmacéutica cuando hace un lanzamiento de un producto. Hemos seguido ese mismo cumplimiento de las diferentes fases para consolidar una evidencia científica. Analizar la formación de sustancias químicas dañinas que se producen habitualmente en el humo, hemos hecho un análisis de la formación de estos compuestos en el vapor. Hasta llegar a los estudios clínicos. Tenemos estudios de 1 mes y 3 meses y estamos haciendo los de 1 año. Podemos decir que los resultados que han salido de nuestro estudio son muy alentadores pero no podemos hacer afirmaciones de reducción del daño hasta que la ciencia no lo diga", ha asegurado un portavoz de la compañía a este diario.
Una certificación científica daría alas
Con los antecedentes de la industria tabaquera en general y de Philip Morris en particular, las autoridades deben ser cautas. Por ello la FDA (Food and Drug Administration, la agencia pública encargada de certificar los avances farmacológicos y la seguridad alimentariaen Estados Unidos) está todavía evaluando si realmente este tipo de forma de fumar es menos peligrosa que la tradicional. Las presiones para que de un veredicto positivo por parte de los diseñadores de esta nueva y posible revolución están siendo grandes, aseguran fuentes del sector. El sí allanaría el camino que quiere abrir Marlboro y que las 'Big Tobacco' (gigantes como British American, Imperial Brands y Japan Tobacco) observan con atención, con una mezcla de admiración por la valentía de la medida y envidia ante un posible éxito.
La presión para que iQOS sea certificado como menos dañino está siendo grande, aseguran en el sector
La OMS calcula que en 2025 seguirá habiendo 1.000 millones de fumadores en el mundo. Una cifra que decrece en sociedades más avanzadas en su regulación sanitaria, pero se mantiene en otras. "El planteamiento es poder ofrecer alternativas al cigarro para esas personas que siguen fumando".
En algunos países, como Japón, iQOS ha tenido un exito considerable y tres de cada cuatro fumadores que lo han probado, se han pasado a un nuevo producto. En España está por ver, aunque tal vez los 70 euros que vale el dispositivo actúen como cierta barrera de entrada. En los principales occidentales, la aceptación está por ver. Por el momento más de un millón se han pasado al nuevo producto, asegura Marlboro. O sea que el posible pastel aún es grande.
En este video se explica cómo funciona este nuevo tipo de tabaco.
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