Hay un banco malo para los activos tóxicos de la banca, otro para las autopistas de peaje en quiebra y, probablemente, habrá otro para 'aparcar' el problemático almacén de gas Castor.
Al menos ésa es una de las ideas que baraja en estos momentos el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, para dar salida a un activo que, previsiblemente, no volverá a entrar en funcionamiento por el alto riesgo de provocar nuevos terremotos.
Según confirman a Vozpópuli fuentes cercanas a Industria, el plan que estudia Nadal seguiría los pasos que se dieron para crear los otros bancos malos. Primero, que el propietario del activo a rescatar acepte una importante quita, que podría situarse en una horquilla de entre el 40% y el 70% de su valor total.
Esta quita se aplicaría sobre el precio final que establezcan las auditorías económicas que se están realizando sobre los costes del Castor, una obra faraónica cuyo presupuesto inicial se fijó en 500 millones, pero que finalmente se disparó hasta casi el triple, unos 1.400 millones de euros.
Si Florentino Pérez, presidente de ACS, la compañía que controla el Castor a través de su filial Escal UGS (66%), acepta esa quita, el proceso se pondrá en marcha. El pasado 30 de abril, el empresario madrileño planteó a Nadal su intención de devolver la concesión de explotación del almacén situado frente a las costas de Vinaroz (Castellón), toda vez que los informes técnicos realizados hasta ahora por el IGN y el IGME no albergan dudas: la inyección de gas en el almacén provocó los 512 terremotos de septiembre y despertó una nueva falla, bautizada con el nombre de "Falla Castor".
ACS tendría que aceptar una quita de entre el 40% y el 70% sobre el valor final que establezcan las auditorías económicas del Castor
Todo apunta a que si se inyectara, de nuevo, gas en el almacén subterráneo, el riesgo de nuevos terremotos sería muy alto. Así que en Industria estudian ya dónde y cómo aparcar esa infraestructura que su propietario quiere devolver.
Una vez aceptada la quita, ACS tendría que provisionar el activo o apuntárselo como pérdida en sus cuentas, pero a cambio recibirá un bono, con aval del Estado, con vencimiento a unos 25 años y una rentabilidad aún por definir.
Pero si en el caso de la Sareb o en el de las autopistas los activos aparcados en el banco malo en principio generan ingresos para cubrir sus costes de explotación y mantenimiento, el pago de intereses y la devolución progresiva del principal, con el Castor este hecho no se da.
El banco malo compensaría a Florentino con un bono con vencimiento a 25 años y aval del Estado, con una rentabilidad aún por definir
El banco malo solo tendría un activo, que no se puede poner en valor por riesgo a terremotos, con lo que no generaría ingreso alguno. Es ahí donde está la madre del cordero. Según las fuentes consultadas, los ingresos para pagar a Florentino Pérez la rentabilidad del bono a 25 años y la devolución del principal sólo podrían salir del recibo del gas o de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
Y es ahí donde entraría la vía Lemóniz, es decir, establecer una especie de moratoria como la nuclear que durante años se ha ido pagando con cargo al recibo de la luz en pequeñas cantidades.
Es eso lo que se haría con el Castor, una moratoria que se cargaría mes a mes en el recibo que los consumidores pagan por el gas.
El problema es que el Castor no generaría ingresos, con lo que la compensación a ACS tendría que pagarse con cargo al recibo del gas o a los PGE
La otra opción chocaría frontalmente con Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, al que le produce verdadera urticaria cargar a los PGE nuevas partidas que puedan descuadrar su espartana lucha contra el déficit público. De esta forma, todos los españoles pagarían el fracaso del Castor, y no sólo los titulares del recibo de gas.
Mientras en Industria esperan la llegada de los informes nacionales e internacionales encargados para determinar si hubo negligencia en la inyección de gas y si ha habido sobrecostes en el desarrollo del Castor, Nadal y el equipo de Florentino se han emplazado a ir trabajando conjuntamente en el diseño de la solución menos traumática para todos: el cierre definitivo del almacén al menor coste posible.
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