El recibo de la luz ha pasado en ocho años de ser un gasto más en el hogar, al que se le prestaba poca o ninguna importancia, a convertirse en un verdadero problema para la mayoría de las economías familiares. Hasta el punto que hay en España casi dos millones de familias en situación de pobreza energética, que no pueden cubrir sus necesidades básicas de consumo eléctrico y de gas.
Si se compara las tarifas de la luz en España con el poder de compra de las familias, el precio medio se situó el año pasado un 9,6% por encima de toda la UE. De media, los hogares pagan la luz un 30% más cara de lo que les correspondería por sus niveles de renta, afirma Adicae.
No es de extrañar que durante los duros años de crisis, en los que, según Eurostat, el recibo de la luz se ha encarecido más de un 60% en España (el tercer país más caro de la UE), las familias se hayan sensibilizado con un problema que no era tal años atrás.
Según una encuesta realizada por el comparador de servicios Rastreator.com, el 95,7% de los ciudadanos está preocupado por el consumo eléctrico en su casa y casi dos de cada tres (el 59,4%) creen que su compañía eléctrica alguna vez le ha cobrado de más en el recibo de la luz.
Si se tiene en cuenta la renta de los hogares, en España se paga la luz un 30% más cara que la media de la UE, según Adicae
La desconfianza de los consumidores hacia las eléctricas y a sus sistemas de facturación real y estimada se ha disparado en los últimos años, en paralelo a las fuertes subidas de la luz y a los nocivos bandazos que han dado las políticas energéticas de los Gobiernos de Zapatero y Rajoy.
La mayoría de la población desconfía de las compañías y de la fijación de precios regulados que realiza el Ministerio de Industria, de forma que, según esta encuesta, el 72,7% de los hogares reconoce "revisar de forma habitual sus facturas y comparar proveedores", aunque uno de cada tres no entiende o no sabe interpretar el contenido de su factura de la luz. Es más, un 8,2% de los encuestados no sabe ni con qué periodicidad le llegan los recibos a casa y a la cuenta bancaria.
A base de subidos en el precio de la luz, la mayoría de los españoles se ha impuesto en casa nuevos hábitos de ahorro. El 94,3% de los encuestados reconoce "ir apagando luces y electrodomésticos" y algo más de la mitad "desenchufa totalmente los electrodomésticos para apagarlos por completo". Sin embargo, un 40,7% los deja "en stand by, con la lucecita roja encendida".
La mayoría desconfía de los sistemas de facturación real y estimada de las compañías y de la política energética del Gobierno
Pese al malestar general de la gente con sus compañías, sólo un 16,7% afirma haber cambiado de compañía y el 16% de tipo de contrato. Hasta la fecha, la competencia en este sector oligopolístico ha sido nula, si bien en los últimos meses las grandes eléctricas se han volcado en ofrecer descuentos a sus clientes y ofrecer tarifas fijas anuales ante la volatilidad del nuevo sistema de fijación de precios o el salto al mercado libre para abandonar el modelo de precios regulados (antigua TUR, actual PVPC).
En relación al consumo de gas, el 78,6% de los españoles que disponen de gas en sus hogares tomó alguna medida para ahorrar en las facturas de este producto. Además, un 18,9% reconoce haber cambiado de compañía y casi el 15% modificó su contrato.
Al igual que ocurre con la factura de luz, uno de cada cuatro sostiene que en alguna ocasión le han cobrado más de lo que en realidad ha consumido. Este dato es especialmente relevante si también se tiene en cuenta que un 34,7% reconoce no entender o no saber interpretar el contenido íntegro de su factura de gas y un 16,7% desconocer la periodicidad de la factura.
Según Rastreator.com, sólo un 14,2% de los usuarios ha utilizado un comparador de energía para ahorrar en sus facturas de la luz y el gas y un 40% ni siquiera conocía la existencia de ellos.
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